domingo, 26 de diciembre de 2010

Mensaje de Navidad de Benedicto XVI

“¿Qué busca nuestro corazón si no una Verdad que sea Amor?”

CIUDAD DEL VATICANO, sábado, 25 diciembre 2010 (ZENIT.org).- Publicamos el mensaje navideño que dirigió a mediodía Benedicto XVI desde el balcón de la fachada de la Basílica de San Pedro del Vaticano antes de impartir la bendición "Urbi et Orbi".
* * *
"Verbum caro factum est" - "El Verbo se hizo carne" (Jn 1,14).
Queridos hermanos y hermanas que me escucháis en Roma y en el mundo entero, os anuncio con gozo el mensaje de la Navidad: Dios se ha hecho hombre, ha venido a habitar entre nosotros. Dios no está lejano: está cerca, más aún, es el "Emmanuel", el Dios-con-nosotros. No es un desconocido: tiene un rostro, el de Jesús.

Es un mensaje siempre nuevo, siempre sorprendente, porque supera nuestras más audaces esperanzas. Especialmente porque no es sólo un anuncio: es un acontecimiento, un suceso, que testigos fiables han visto, oído y tocado en la persona de Jesús de Nazaret. Al estar con Él, observando lo que hace y escuchando sus palabras, han reconocido en Jesús al Mesías; y, viéndolo resucitado después de haber sido crucificado, han tenido la certeza de que Él, verdadero hombre, era al mismo tiempo verdadero Dios, el Hijo unigénito venido del Padre, lleno de gracia y de verdad (cf. Jn1,14).

"El Verbo se hizo carne". Ante esta revelación, vuelve a surgir una vez más en nosotros la pregunta: ¿Cómo es posible? El Verbo y la carne son realidades opuestas; ¿cómo puede convertirse la Palabra eterna y omnipotente en un hombre frágil y mortal? No hay más que una respuesta: el Amor. El que ama quiere compartir con el amado, quiere estar unido a él, y la Sagrada Escritura nos presenta precisamente la gran historia del amor de Dios por su pueblo, que culmina en Jesucristo.

En realidad, Dios no cambia: es fiel a sí mismo. El que ha creado el mundo es el mismo que ha llamado a Abraham y que ha revelado el propio Nombre a Moisés: Yo soy el que soy... el Dios de Abraham, Isaac y Jacob... Dios misericordioso y piadoso, rico en amor y fidelidad (cf. Ex 3,14-15; 34,6). Dios no cambia, desde siempre y por siempre es Amor. Es en sí mismo comunión, unidad en la Trinidad, y cada una de sus obras y palabras tienden a la comunión. La encarnación es la cumbre de la creación. Cuando, por la voluntad del Padre y la acción del Espíritu Santo, se formó en el regazo de María Jesús, Hijo de Dios hecho hombre, la creación alcanzó su cima. El principio ordenador del universo, el Logos, comenzó a existir en el mundo, en un tiempo y en un lugar.

"El Verbo se hizo carne". La luz de esta verdad se manifiesta a quien la acoge con fe, porque es un misterio de amor. Sólo los que se abren al amor son cubiertos por la luz de la Navidad. Así fue en la noche de Belén, y así también es hoy. La encarnación del Hijo de Dios es un acontecimiento que ha ocurrido en la historia, pero que al mismo tiempo la supera. En la noche del mundo se enciende una nueva luz, que se deja ver por los ojos sencillos de la fe, del corazón manso y humilde de quien espera al Salvador. Si la verdad fuera sólo una fórmula matemática, en cierto sentido se impondría por sí misma. Pero si la Verdad es Amor, pide la fe, el 'sí' de nuestro corazón”

Y, en efecto, ¿qué busca nuestro corazón si no una Verdad que sea Amor? La busca el niño, con sus preguntas tan desarmantes y estimulantes; la busca el joven, necesitado de encontrar el sentido profundo de la propia vida; la busca el hombre y la mujer en su madurez, para orientar y apoyar el compromiso en la familia y en el trabajo; la busca la persona anciana, para dar cumplimiento a la existencia terrenal.

"El Verbo se hizo carne". El anuncio de la Navidad es también luz para los pueblos, para el camino conjunto de la humanidad. El "Emmanuel", el Dios-con-nosotros, ha venido como Rey de justicia y de paz. Su Reino -lo sabemos- no es de este mundo, sin embargo, es más importante que todos los reinos de este mundo. Es como la levadura de la humanidad: si faltara, desaparecería la fuerza que lleva adelante el verdadero desarrollo, el impulso a colaborar por el bien común, al servicio desinteresado del prójimo, a la lucha pacífica por la justicia. Creer en el Dios que ha querido compartir nuestra historia es un constante estímulo a comprometerse en ella, incluso entre sus contradicciones. Es motivo de esperanza para todos aquellos cuya dignidad es ofendida y violada, porque Aquel que ha nacido en Belén ha venido a liberar al hombre de la raíz de toda esclavitud.

Que la luz de la Navidad resplandezca de nuevo en aquella Tierra donde Jesús ha nacido e inspire a israelíes y palestinos a buscar una convivencia justa y pacífica. Que el anuncio consolador de la llegada del Emmanuel alivie el dolor y conforte en las pruebas a las queridas comunidades cristianas en Irak y en todo Oriente Medio, dándoles aliento y esperanza para el futuro, y animando a los responsables de las Naciones a una solidaridad efectiva para con ellas. Que se haga esto también en favor de los que todavía sufren por las consecuencias del terremoto devastador y la reciente epidemia de cólera en Haití. Y que tampoco se olvide a los que en Colombia y en Venezuela, como también en Guatemala y Costa Rica, han sido afectados por recientes calamidades naturales.

Que el nacimiento del Salvador abra perspectivas de paz duradera y de auténtico progreso a las poblaciones de Somalia, de Darfur y Costa de Marfil; que promueva la estabilidad política y social en Madagascar; que lleve seguridad y respeto de los derechos humanos en Afganistán y Pakistán; que impulse el diálogo entre Nicaragua y Costa Rica; que favorezca la reconciliación en la Península coreana.

Que la celebración del nacimiento del Redentor refuerce el espíritu de fe, paciencia y fortaleza en los fieles de la Iglesia en la China continental, para que no se desanimen por las limitaciones a su libertad de religión y conciencia y, perseverando en la fidelidad a Cristo y a su Iglesia, mantengan viva la llama de la esperanza. Que el amor del "Dios con nosotros" otorgue perseverancia a todas las comunidades cristianas que sufren discriminación y persecución, e inspire a los líderes políticos y religiosos a comprometerse por el pleno respeto de la libertad religiosa de todos.

Queridos hermanos y hermanas, "el Verbo se hizo carne", ha venido a habitar entre nosotros, es el Emmanuel, el Dios que se nos ha hecho cercano. Contemplemos juntos este gran misterio de amor, dejémonos iluminar el corazón por la luz que brilla en la gruta de Belén. ¡Feliz Navidad a todos!

[Traducción distribuida por la Santa Sede]

martes, 14 de diciembre de 2010

Oro, incienso y mirra: Los regalos de los Reyes Magos al Niño Jesús

Significado de los presentes al Niño Jesús

¿Por qué los Magos regalaron al Niño Jesús oro, incienso y mirra? A lo largo de la historia del cristianismo, diversos teólogos han sostenido variadas hipótesis, algunas terrenas y otras trascendentes. El motivo que espontáneamente surge en primer lugar es el económico y se refiere concretamente al valor pecuniario de las ofrendas.

El oro tuvo siempre un precio alto. En la época de Jesús el incienso costaba apenas un poco menos que el oro, pero la mirra valía unas siete veces más que ambos (Vaughan, 1998). La ofrenda de los Magos, entonces, representaba un altísimo valor económico. Los elevados valores del incienso y de la mirra explican por qué el comercio de ambos artículos era tan lucrativo. Los países productores intentaban por todos los medios mantener su monopolio y procuraban descorazonar cualquier intento de ubicación de las plantaciones. Hacían circular rumores falsos sobre su localización y echaban a rodar diversas leyendas, como la que aseguraba que los árboles estaban protegidos por feroces serpientes voladoras (Albert, 1990: 96-97).



OTRO SIGNIFICADO

Los Padres de la Iglesia y los teólogos han señalado otros significados para los regalos al Niño Jesús. Algunas interpretaciones presentan un mayor alcance teológico y trascendental.


Cofre con oro
El oro, metal precioso propio de reyes, simbolizaba el tributo a la realeza de Jesús, a su calidad de rey.














Varillas de incienso
El incienso, de importante papel en los rituales religiosos y en las ofrendas a las deidades — tanto en las religiones idolátricas como en el judaísmo — era un tributo a la divinidad del Niño, el reconocimiento de que Jesús era Dios.
















Mirra
La mirra, usada en los embalsamamientos, en la unción de los cadáveres y en los ritos funerarios, era emblema de muerte y sufrimiento y por lo tanto, prefiguraba la pasión y muerte de Cristo. Simbólicamente era un tributo a Jesús hombre, a su componente humano.







Los Magos presentaron, entonces, oro para el rey, incienso para el Dios y mirra para el hombre.

A su vez, Jacobo de Voragine afirma que el oro simboliza el amor, el incienso la plegaria y la mirra la mortificación de la carne. Sostiene que los tres presentes significan tres atributos de Cristo, “su más preciosa divinidad, su más devota alma y su carne intacta e incorrupta.” (Voragine, 1995: 83)

lunes, 13 de diciembre de 2010

Matrimonio entre hombre y mujer es obra maestra del Creador, dice Obispo argentino

BUENOS AIRES, 13 Dic. 10 / 05:46 am (ACI)

Mons. Sergio Buenanueva, Obispo Auxiliar de Mendoza, manifestó que "la familia fundada sobre el matrimonio de un varón y una mujer, es una obra maestra del Creador, no el mero producto de la evolución cultural del hombre".
Durante la celebración de la fiesta de la Inmaculada Concepción el 8 de diciembre, el Prelado explicó que para los cristianos el matrimonio entre un hombre y una mujer "está enriquecido con la gracia del Sacramento".
El Obispo Auxiliar expresó su preocupación por los ataques que sufre la familia y el matrimonio, como la legislación que autoriza en el país las uniones homosexuales, por lo que recordó que sólo en la gracia de Dios "la familia encontrará la energía necesaria para seguir siendo, en medio de los desafíos actuales, hogar de la vida".
"Incluso cuando esto suponga un alto grado de resistencia a la cultura dominante, particularmente agresiva con los vínculos familiares".
Ante esta situación de agresión a la familia, Mons. Buenanueva destacó que "María es signo de esperanza", de fortaleza y de consuelo.

domingo, 12 de diciembre de 2010

Las cinco claves para evangelizar hoy, según el cardenal Rouco

El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela explicó cómo evangelizar hoy “a una sociedad que, sociológica, analógicamente, ha apostatado y ha dado la espalda a su pasado y a su experiencia de fe”.
Al presentar el XII Congreso de Católicos y Vida Pública en la Universidad San Pablo CEU (que se celebra del 19 al 21 de noviembre en esta universidad; programa y horarios en http://congreso.ceu.es ), el cardenal fue desgranando su visión de la Nueva Evangelización, “que formuló Juan Pablo II con algún antecedente de Pablo VI”. Sus argumentos pueden formularse en cinco claves.

1. Desmontar los prejuicios anticristianos
El cardenal explicó el “ambiente hostil” a la fe. Por un lado, desde ámbitos intelectuales: “Aunque no hay hoy grandes propuestas filosóficas no cristianas, perviven filosofías del siglo XVIII, que en la práctica se centran en la moda del agnosticismo, la duda de si la verdad es cognoscible. Relativizar la verdad está a la orden del día, en parte por el fracaso del marxismo. El existencialismo tampoco se ha modernizado ni actualizado, pero pervive con el lema ‘mi vida es mía, hay que vivirla y se acabó’. Hemos de tener respuesta intelectual a esto” También pidió desmontar la mala teología que no cree en la Resurrección, que Cristo sea Hijo de Dios, etc… Y afrontar el prejuicio de que el cristianismo “no es eficaz”, que no sirve para la vida, que no mejora la sociedad… Estos prejuicios deben refutarse.

2.Suscitar fascinación por Cristo 
“¡El sepulcro de Jesús está vacío, y Él no es un fantasma!”, exclamó el cardenal. Jesucristo es la figura central que debe ofrecerse al mundo, y de forma atractiva.

3.Renovar la Iglesia con nuevas realidades y brotes
El cardenal recordó que en el avión de ida a Santiago, Benedicto XVI alabó el ejemplo renovador de tres santos españoles: Ignacio de Loyola, Teresa de Ávila y San Juan de Ávila. “Ignacio creó una compañía, presbíteros compañeros. Teresa hizo volver su orden al origen de los eremitas, a la oración. Juan de Ávila, de origen hebreo, conocedor del Renacimiento…” De ellos aprendemos que lo antiguo, puede renovarse. “De antiguas formas de vida consagrada hoy nacen nuevos brotes llenos de vitalidad”, dijo el cardenal, aunque declinó mencionar ninguna congregación por su nombre, “para que no digan que favorezco a tal o cual grupo o personas”. “Es importante el papel de las nuevas realidades de la Iglesia, hemos de acoger el Espíritu Santo, ver como se transmite, fijarnos en los datos y ver en qué formas ha cuajado”, insistió.

4. Predicar el anuncio directo de Cristo resucitado 
El cardenal recordó que el Espíritu Santo también actúa a través de los Papas, y que “la personalidad de los Papas desde Pablo VI hasta hoy es de una gran riqueza, también carismática”. De Juan Pablo II quiso destacar “su método: el anuncio directo y claro del Evangelio, como en la época de los apóstoles”. Aunque el Papa polaco conocía bien la teología escolástica y la filosofía moderna, “en el micrófono todo era anuncio directo de Cristo muerto y resucitado por la salvación del mundo”. Es decir, el kerigma, el primer anuncio.

5. La eficacia evangelizadora de la familia cristiana 
“No hay futuro sin la familia, hay que tomarse en serio eso de que es la célula básica de la sociedad”, proclamó el cardenal. Y profetizó: “las familias cristianas van a tener un efecto increíble en la evangelización y transmisión de la fe. San Juan dice que ‘Dios es amor’, y eso no lo podemos tomar a broma”.
Anunció a los asistentes que en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) en Madrid, en la tercera semana de agosto “pueden estar seguros de que en los actos en Cuatro Vientos con el Papa se reunirán no menos de millón y medio o dos millones de jóvenes”.
Y alabó el lema del Congreso de Católicos y Vida Pública, que este año coincide con el de la JMJ: “Arraigados en Cristo: firmes en la fe y en la misión”. “En estos tiempos de tantos cambios históricos, en parte por la debilidad de la fe, es de mucho acierto el lema del congreso. ¡Que los congresistas salgan de él afirmados en la fe y dispuestos a seguir firmes toda su vida”, deseó el cardenal.
Rouco no podrá asistir al Congreso Católicos y Vida Pública, como hace habitualmente, porque coincide con el consistorio de cardenales en Roma, donde anunció que, entre otras cuestiones, se tratará la vigencia del documento “Dominus Iesus” a los 10 años de publicarse, un texto en el que la Iglesia insiste en su doctrina tradicional de que sólo Jesucristo salva (no lo hace nada de otras religiones, ni la bondad de los actos) y en que las comunidades protestantes, aunque cristianas, no son iglesia en ningún sentido, mientras que las ortodoxas sí son parte de la Iglesia que Cristo fundó, aunque en una comunión imperfecta.

jueves, 9 de diciembre de 2010

Ideologías anti-vida van contaminando a argentinos, advierte Obispo

BUENOS AIRES, 02 Dic. 10 / 08:42 pm (ACI)

El Obispo de San Justo, Mons. Baldomero Carlos Martini, llamó a una mayor relación con Dios porque el aborto, el crimen organizado y las drogas, muestran que las ideologías antivida se están apoderando de la mente de los argentinos.
En su carta por Adviento, el Prelado indicó que estas manifestaciones contra la vida "nacen de ideologías y falsas compasiones, que van contaminando poco a poco la mentalidad y el actuar de los argentinos. Pareciera que la vida no tuviese importancia o valor".
Ante ello, recordó que "la cultura de la vida debe ser una misión inclaudicable para todos, en estos tiempos difíciles de tanta inseguridad y confusión". Pidió tener una relación consciente con Dios, de quien viene y pertenece la vida, así como con todos los hombres. También exhortó a respetar la naturaleza, que es manifestación del Creador.
"Por el hecho de ser humanos, todos, creyentes y no creyentes, debemos construir en el corazón de la sociedad argentina la cultura de la vida, que supere y venza la incultura de la muerte", insistió.
Finalmente invitó a vivir el Adviento y la Navidad celebrando "esta hermosa realidad, que es la vida", y ayudándose mutuamente a descubrir la responsabilidad de anunciar el Evangelio de la vida".
Para ello, indicó, es necesario "realizar gestos concretos que nos lleven a estar cerca del dolor de los que son heridos por la muerte y destruidos por la adicciones y aprender juntos a conmovernos por los niños no nacidos, los no deseados y los asesinados por el aborto".

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Proyecto de ley para proteger a embarazadas y niños por nacer en Argentina

BUENOS AIRES, 07 Dic. 10 / 02:35 pm (ACI)

La Red Federal de Familias elaboró un proyecto de ley de iniciativa popular sobre "Protección integral de la familia", que ingresó en la Defensoría del Pueblo el pasado 25 de noviembre. Tras su aprobación, la Red –con presencia en la mayoría de las provincias– comenzará la etapa de recolección de firmas.

Según informa Notivida, parte de la iniciativa, referida a la "protección integral de los derechos humanos de las mujeres embarazadas y de los niños por nacer", fue hecha propia por un nutrido grupo de diputados de distintos bloques y presentada el pasado 2 de diciembre.

El proyecto presentado en la Cámara de Diputados le garantiza al niño por nacer el "derecho inalienable a la vida". Estipula una asignación especial para la mujer víctima de una violación –desde la concepción y hasta que el hijo cumpla 18 años–. Si la mujer decidiera no tomar a su cargo la crianza y educación del niño, se favorecerá su adopción o guarda y la asignación será percibida por la familia adoptante o guardadora a partir del momento en el que se haga cargo del niño.

También contempla que en los embarazos de riesgo, nacimientos prematuros y partos anticipados, el Estado deberá brindar los medios que posibiliten proteger el derecho a la vida tanto del niño como de la madre, haciéndose cargo de todos los costos que ello demande.

La mujer embarazada que no estuviera empleada o emancipada recibirá una Asignación Universal por Hijo por Nacer equivalente a la fijada para los hijos menores de edad.

Todo hospital público deberá contar con un Centro de Asistencia a la Mujer Embarazada, conformado por ginecólogos, obstetras, neonatólogos, psiquiatras, psicólogos y trabajadores sociales; que deberán brindar atención directa durante las 24 horas.

Entre los firmantes del proyecto figuran: Julio Ledesma y Patricia Gardella (Corriente de Pensamiento Federal, Buenos Aires), Omar De Marchi (Demócrata, Mendoza), Juan José Álvarez (Peronista, Buenos Aires), Cinthya Hotton (Valores para mi País, Capital Federal), Hilda Aguirre de Soria (Frente para la Victoria, La Rioja), Alfredo Olmedo (Salta Somos Todos), Rodolfo Fernández (Unión Cívica Radical, Corrientes), Paula Bertol (Pro, Capital Federal), Zulema Daher (Peronismo Federal, Salta), Norah Castaldo (UCR, Tucumán), Juan Dante González (FpV, Mendoza), Ivana Bianchi (Peronismo Federal, San Luis), Héctor Tomas (FpV, San Juan) y Guillermo Pereyra (FpV, Mendoza).

http://www.aciprensa.com

jueves, 2 de diciembre de 2010

Como hacer atractiva la exigencia

MADRID.- Educar es entusiasmar con los valores. Estamos en un momento en el que mucha gente joven está perdida, sin saber a dónde ir.

Estar perdido es no tener rumbo. Ir tirando a ver qué pasa. Veo mucha gente joven así. Y no hablo sólo de nuestro país. McLuhan habló del planeta global.

¿Por dónde debemos empezar? Los edificios que no se caen son los que tienen unas bases firmes, unas raíces sólidas. Lo primero de todo es la formación. Educar, convertir a alguien en persona. Educar es conseguir seres humanos con dignidad y criterio. Educar es seducir con modelos sanos, atractivos, coherentes y llenos de humanidad.

Por ahí debemos comenzar. Ejemplos de vidas llenas de sentido, atractivas, que nos empujen, que arrastren nuestra conducta en esa dirección. Educar es atraer por encantamiento y por ejemplaridad.

El gran educador moderno está enfermo y con mal pronóstico: la televisión.

Y no hay ningún indicador que nos diga que va a cambiar en positivo.

Pero la primera fuente educativa, en la que todo debe arrancar, es la familia. La familia debe ser una escuela en la que uno se sabe querido por lo que es, y no por lo que tiene. Una familia sana es la primera escuela en la que uno recibe lecciones que no se olvidan.

Si la familia funciona, la persona va a tener un edificio construido con materiales resistentes. Allí hay un mundo mágico y decisivo. Porque la primera piedra de la educación es la formación. Adquirir una buena formación, en general, es distinguir lo que es bueno de lo que es malo; tener criterio; saber a qué atenerse; discernimiento: aprender a penetrar en la realidad distinguiendo lo que es mejor y más positivo para escoger ese camino.

La formación hospeda en su interior distintos ingredientes. Hay dos notas principales que no quiero dejarme en el tintero, por eso quiero plasmarlas cuanto antes: la formación humana y la espiritual. La primera aspira a que lleguemos a tener un comportamiento propio de seres humanos y, dentro de ese plano, se abren tres grandes notas: la inteligencia, la afectividad y la voluntad. Para mí ellas constituyen el subsuelo desde dónde debe arrancar la condición humana. Cada una de ellas tiene un largo recorrido.

La inteligencia es la capacidad de síntesis; saber distinguir lo accesorio de lo fundamental. Desde pequeños, hay que enseñar a pensar, a tener espíritu crítico y a formular argumentos que defiendan nuestras ideas y creencias. Hay muchos tipos de inteligencia y, en general, unas y otras no se llevan bien; parece como si poseer unas, excluyera a otras. Inteligencia teórica, práctica, social, analítica, sintética, discursiva, creativa, inteligencia emocional (tan de moda hoy, desde el libro de Goleman), fenicia, instrumental, matemática? e inteligencia para la vida (saber gestionar del mejor modo posible la propia trayectoria). Todas tiene un lugar común, captar la realidad desde diversos ángulos.

La inteligencia se nutre de la lectura. Fomentar este hábito es esencial. Hoy a todos nos cuesta más, pues estamos en la era de la imagen. Pero hay que intentarlo. Un par de libros siempre cerca, alternándolos. Y la curiosidad como ingrediente esencial. La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio físico es al cuerpo.

La afectividad: ese sentido pura sangre que recorre nuestra persona y que se manifiesta por medio de los sentimientos, las emociones y las pasiones. Tener una buena formación sentimental significa capacidad para dar y para recibir amor. Uno de los puntos básicos, en este sentido, es aprender a expresar sentimientos: desde dar las gracias, mostrar afecto, saber que la palabra bien empleada es puente de comunicación: te quiero, te necesito, perdoname, ayudame en este asunto, necesito hablar contigo, tengo un problema y necesito que me orientes. Todo eso cultiva, hace prosperar el mundo sentimental, y le da fuerza y consistencia.

En tercer lugar, la formación humana tiene un elemento decisivo, clave, de una importancia a la larga de gran alcance: la voluntad.

¿Qué es la voluntad, en qué consiste, qué características tiene? Voluntad es la capacidad para ponernos metas, objetivos y luchar a fondo por ir consiguiéndolos. Con la voluntad no se nace, sino que uno la cultiva, la trata, se empeña por ir incluyéndola en la conducta personal, contra viento y marea.

La voluntad es la determinación, la firmeza, el esfuerzo deportivo por conquistar cimas de cierto nivel que nos ayuden a crecer como personas. Y ésta, a su vez, se compone de una serie de ingredientes que son muy importantes: el orden, la constancia y la motivación.

Yo les llamo a todos esos elementos la inteligencia instrumental, porque son las alas que hacen volar alto a la inteligencia? las joyas de la corona. No hago lo que me apetece ni lo que me pide el cuerpo, sino lo que es mejor para mí, aquello que me hace crecer como persona.

La formación espiritual significa la rebeldía del que no quiere vivir como un animal, sino como una persona. Hoy lo políticamente correcto es no creer en casi nada, todo light , ligero, liviano, sin compromiso con nada? es el posmodernismo: una vida sin valores ni convicciones, suspendida en el relativismo y la permisividad.

La espiritualidad bien entendida nos hace crecer en humanidad y nos lleva a ver al otro en toda su dignidad. Expulsar a Dios de la vida personal, porque está de moda y se lleva y eso es lo que hay, no hace más libre ni a las personas ni a la sociedad. Eso lleva a lo que estamos viendo hoy tan a menudo, un vacío espiritual enorme.

Sólo un profundo sentido espiritual de la vida, moderno, abierto, liberal?, pero firme como la tierra sólida que pisamos, es capaz de cambiar en profundidad el corazón del ser humano. Esta sociedad está muy perdida en lo básico. Hablaría de esto con detalle, pero ahora dejo sólo apuntada esta idea para el que quiera recogerla. Pero lo resumiría de este modo: la persona espiritual lo juzga todo.

No quiero alargarme para no hacer muy extenso este artículo. Cuanto más vale una persona, más valora a los demás. Y al revés. No hay secretos para el éxito, éste se alcanza con preparación progresiva, trabajando con minuciosidad sobre uno mismo, sacando lecciones de los fracasos y procurando tener un modelo de identidad, esos ejemplos de vida lejanos o cercanos, que tiran, arrastran, empujan en esa dirección para conseguir hacer una pequeña obra de arte de la vida personal.

Querer es poder. Voy contra corriente. No me importa, sé que son tiempos difíciles, en los que hay mucha gente desorientada, pero que puede ser reconducida. En el libro de Chesterton El hombre eterno , el autor habla de ir contra la corriente, y dice lo siguiente: cuando uno va navegando por un río de cierto caudal a favor de la corriente, ésta lo lleva a uno rápida y fluidamente, pero se corre el riesgo de ir tan bien, que uno se duerme y se puede caer al agua y ahogarse. Por el contrario, cuando uno está acostumbrado a ir contra la corriente, hay que luchar y esforzarse y resistir, y cada pequeña victoria es un triunfo? el agua salpica a la cara y es difícil seguir, pero la pasión por avanzar es mayor, así se fortalece la postura.

Para ir contra la corriente hoy hay que estar bien formado y tener ideas claras, y criterios coherentes y sólidos para no dejarse llevar por una sociedad herida por el consumismo y manipulada por los medios de comunicación.

El ser humano es el capital más preciado. La crisis económica es nada comparada con la crisis moral. No saber para dónde tirar ni a qué atenerse es mucho más grave. Una educación permisiva y relativista se sitúa lejos de la voluntad y la buena orientación, y destruye el vigor del alma y del cuerpo.

El autor es un catedrático español en Psiquiatría, autor del libro Quién eres.

Enrique Rojas
Para LA NACION
Miércoles 20 de mayo de 2009

miércoles, 1 de diciembre de 2010

7 Mandamientos para un Matrimonio Feliz

  1. Dile que le quieres todos los días: le gusta oírlo, aunque ya lo sepa
  2. Acostúmbrate a perdonar y olvidar sus errores
  3. Quiérele como es: fíjate en las virtudes y no en los defectos. Piensa que tú también tienes defectos
  4. Asómbrate cada día de la posibilidad de tenerle cerca: no te acostumbres a su compañía
  5. Protege lo más importante que tienes: su amor. No lo arriesgues y cuídalo con todas tus fuerzas
  6. Disfruta con cada detalle que tenga contigo y esfuérzate por tener nuevos detalles de amor cada día
  7. Cuida de los hijos y permanece abierto a la vida: el trabajo y la diversión no son lo 1º

Los buenos modales con Dios

En la vida social hay unas formas, unas “reglas” de buena educación, unas maneras de tratarse, y hasta un protocolo. Una persona se muestra a sí misma, también a través de ellas. En la religión también hay unos modos de relacionarnos con Dios, mostrarle nuestra fe, nuestra reverencia y nuestro amor. Se la podría llamar la “urbanidad de la piedad”.

Cuando Dios se aparece a Moisés en la zarza ardiente, lo primero que le dice es “sácate las sandalias... el lugar que pisas es santo”. Nos habla del necesario respeto de lo divino, del sentido de lo sagrado. Jesús se vio obligado a poner orden en el Templo de Jerusalén, echando a los mercaderes y cambistas que deshonraban la casa de Dios. Hay una distancia infinita entre Dios y el hombre: el amor y la confianza que proceden de la filiación divina no conllevan -sería un contrasentido- una falta de respeto o igualdad de situación delante de nuestro Creador.

En el colegio estamos formando a nuestros alumnos. Parte de esa formación consiste en enseñarles a comportarse delante de Dios y a tratar las cosas santas. Es por esto que debemos cuidar las posturas, gestos, etc. de manera especial. Además, por la edad de aprendizaje en la que están y porque son muchos alumnos, conviene insistir en unas normas fijas, sobre todo para que se les quede grabado un estilo.

“Las formas forman” si se les pone contenido -es amor, no será formalidad- y si se entiende la razón de ser de cada una. Por eso no es exagerado. Las normas de comportamiento en el oratorio tienen una finalidad pedagógica. Todo pretende ser expresión de respeto y amor a Dios.

En la Iglesia hay unas normas litúrgicas que garantizan el cuidado del culto a Dios. Una especie de “protocolo” para lo sagrado: modos sobre cómo debemos tratar a Dios y las cosas de Dios.

También hay una serie de cuidados que no están preceptuados como leyes litúrgicas, pero que siempre han vivido los cristianos piadosos como expresión de reverencia y amor. Es parte del tesoro del patrimonio espiritual de la Iglesia.

Jesús resume toda la ley de Dios en un solo mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu mente, con todas tus fuerzas, con toda tu alma”. Amar a Dios con todo nuestro ser y nuestra vida. Obviamente incluye nuestros gestos. El amor se nota. Y si no se nota... es que es demasiado débil.

Hemos de estar atentos para que la confianza no degenere en falta de respeto: sería ofensivo para con Dios. Nadie en sus cabales podría decir “porque te quiero tanto, no te respeto, te trato mal y te ofendo”. No puedo amar lo que no respeto. Tampoco lo que no venero.

La dignidad, la delicadeza son necesarias, ya que como seres compuestos de alma y cuerpo, expresamos nuestros afectos, nuestra fe y todo lo espiritual a través del cuerpo.

Con nuestras maneras, nos mostramos a nosotros mismos. Con el cumplimiento de los modales y normas de buena educación se muestra la “calidad humana” de una persona. Así también, con la urbanidad de la piedad muestra nuestra fe, esperanza y amor. Es respeto y elegancia, aplicado a las cosas de Dios.

Buena educación en el oratorio

El buen comportamiento en el oratorio no se limita a las celebraciones litúrgicas. Una vez que se ha entrado en el oratorio, se está en un lugar sagrado. Es para rezar. Hay que estar en silencio. Por eso preferimos llamarlo “oratorio”: hay que respetar con el silencio también a los que rezan. Incluso cuando no está reservado el Santísimo Sacramento en el sagrario.

Desgraciadamente, en general, se descuida bastante el silencio y se charla con cierta soltura, dentro de la iglesia. Esto hace que por más que insistamos nunca insistiremos demasiado... Silencio no es un mero no hablar. Expresa respeto, veneración. Es ya una forma de culto, ante Jesús presente en la Eucaristía. Es necesario para descubrir a Dios y poder escucharlo. Tiempo de recogimiento y meditación. Tenemos que ser capaces de silencio.

También es conveniente evitar distracciones. Curiosidad de mirar quién entra o sale. Quién estornudó... Peinarse en el oratorio… (hacerse la coleta en la mesa es de mala educación, tanto más en el oratorio)

Elegancia en el vestir: cuanto más elegantes, mostramos más respeto y amor. Es por eso que, además de ir decentes (faldas de largura adecuada y no ir transparentes ni escotadas) conviene ir bien arreglados (en concreto: llevar el pelo recogido de modo adecuado, por ejemplo no llevar moñitos sujetos con un bolígrafo o un lápiz…)

Las posturas en el oratorio

Al entrar en el oratorio; lo primero, buscar el sagrario, para saludar el Señor con una genuflexión.

La genuflexión es un acto de adoración, por lo que sólo se hace delante de Dios. La rodilla derecha toca el suelo, con el cuerpo erguido, mirando hacia el sagrario.

En general, en las posturas no hace falta estar firmes... pero tampoco apoyados en la pared, ni recostados en el banco.

Cuando estemos sentados, es más adecuado no estar pegados unas a otras, y es importante no abrir mucho las piernas. Tampoco se cruzan las piernas en el oratorio, ya que es un signo de distensión y no es elegante hacerlo. No apoyar los pies en los reclinatorios (se estropean los reclinatorios y se mancha de polvo quien después se arrodille).

En la fila para comulgar, vamos preparándonos a recibir al Señor. Supone recogimiento interior (concentrados, sin la curiosidad de mirar para todos lados, darse vuelta, etc.). Al devolver la bandeja de la comunión, no darle la espalda al sacerdote y al Santísimo.

Luego de la Comunión, viene la Acción de gracias. Se calcula que las especies sacramentales tardan 10’ en deshacerse dentro del cuerpo, por respeto y devoción existe la costumbre de quedarse dando gracias desde nuestro interior durante ese tiempo.

*Inés María Somolinos es Licenciada en Filología Hispánica por la Universidad Complutense de Madrid. Profesora del Colegio Ayalde – España.

Autor: Inés María Somolinos | Fuente: http://www.ideasclaras.org

lunes, 29 de noviembre de 2010

El aburrimiento de los hijos

El aburrimiento es un estado de ánimo producido por la falta de estímulos, diversiones o distracciones. El aburrimiento, junto a la soledad y la pereza, es una de las plagas de la sociedad actual, lo mismo en los jóvenes, que en las personas mayores. Situación que la mayoría de las veces es originada por una mala educación de los padres o una falta de dedicación hacia los hijos, al dejarles que sean educados por la televisión, las pantallas electrónicas o los amigos. Después de mayores, ese hábito de aburrirse tiene muy pocas posibilidades de corregirse, pues se convierte en un círculo vicioso a través de la gran tristeza y posible depresión.

El aburrimiento puede producirse, por una soledad mal administrada o mal entendida, pues la soledad no tiene que producir aburrimiento. Al contrario, esa soledad, en vez de aburrir, puede ser un periodo de descanso, que sirva para meditar y poner las cosas en orden.

Hay muchas personas, principalmente los niños y los jóvenes, que cuando están solos, se aburren durante sus tiempos de ocio, debido a que no tienen ni el hábito, ni los estímulos para distraerse o divertirse. Les han acostumbrado a que sus tiempos de ocio sea dirigido por sus juguetes, padres obsesivos o por la industria de entretenimiento a través de las pantallas electrónicas, con todos los inconvenientes que tienen esas situaciones. Muy pocos padres dan a los hijos las herramientas necesarias, para que se acostumbren a no aburrirse. Esas herramientas tienen que estar en relación con la edad física y mental de cada niño.

Lo mismo pasa con los adultos, si se han acostumbrado a que sus tiempos de ocio estén dirigidos desde pequeños, con juguetes que juegan ellos para el niño, no el niño con el juguete. No hay interactividad entre los juguetes y el niño. Además que si se aburren de los juguetes, inmediatamente los padres les compran otros nuevos, en lugar de sacar los que estaban guardados, porque en su día les aburrieron.

Esos niños, de mayores será mucho más fácil que caigan en las manos y la mente perversa de la industria del entretenimiento, que trata de hacerles adictos al consumo de sus productos o servicios. Así, mientras están consumiendo entretenimiento, no piensas en su crecimiento personal, social, ni religioso, lo que produce generaciones de personas acostumbradas a que otros, les distraigan para que no se aburran.

Algunos hijos se aburren de todo, porque ya tienen de todo. Para no aburrirse necesitan experiencias nuevas, que muchas veces les resultan perniciosas. El aburrimiento es una de las grandes puertas de entrada hacia el consumo de drogas, sexo, pandillas y otros vicios. El aburrimiento es una de las cosas que les produce las ganas de explorar nuevas avenidas, para ver si por ellas encuentran la forma de distraerse y divertirse. Avenidas que la mayoría de las veces, terminan de forma violentamente grave, porque para pagar su diversión que les saque del aburrimiento y obtener beneficios económicos, inducen a otros adolescentes al consumo de drogas o alcohol. Ahí suelen reclutar a los camellos de las drogas, en el narco menudeo, con los jóvenes aburridos.

Las principales características del aburrimiento, se centran en conductas pasivas ante los hechos, aunque les atañan o no. Demostrando baja autoestima, insatisfacción personal, falta de expresión de lo que piensan o sienten, inseguridad personal, evasión en la necesaria toma de decisiones o en asumir responsabilidades, etc. Se aburren porque les falta motivación para hacer las cosas. Esa motivación debe llegar en primer lugar a través de sus padres. Al no tener algo que les apasione, al no apreciar el trabajo o el estudio, nace otro círculo vicioso: Se tiene pereza porque no se hace nada y si no se hace nada, llega la pereza.

Otras características de los jóvenes que se aburren son la pereza, la vagancia, la indolencia, la ambigüedad, la indecisión, la apatía, la negligencia y la ociosidad. Las que origina que se les atrofien sus sentidos, los cuales están diseñados para tenerlos continuamente en activo. Con los sentidos atrofiados o dormidos, la sociedad les presionará más y mejor hasta adormecerles la moral y la mente, para poderlos manejar a su antojo. De esta forma conseguirán que no piensen en nada y se pasen mucho tiempo aburridos y medio aletargados, frente a las pantallas electrónicas, sometidas a los dictados de algunos perversos medios de comunicación.

Muchas veces se aburren los niños y los jóvenes, porque sus padres o educadores, no les prestan la debida atención y sienten que están solos o abandonados. En determinadas edades, todavía no tienen la capacidad de entretenerse ellos solos y piden a gritos que se ocupen de ellos. Es muy fácil distraerles, dándoles un pequeño gesto de atención y un poco de dedicación, entonces se terminan esos signos externos que caracterizan su aburrimiento. Las madres de hijos pequeños, saben distinguir perfectamente el tipo de lloros que corresponden al aburrimiento o a las señales de cubrir sus primarias necesidades de alimentación, limpieza o sueño.

Los padres de hijos jóvenes, prefieren un hijo vivo, aunque esté aburrido, a un hijo que para salir del aburrimiento y divertirse, tome riegos irreversibles con el alcohol, las drogas, el sexo, las pandillas, la velocidad de los automóviles o motocicletas y termine en el hospital, la cárcel o el cementerio. Esa es la moderna ruleta rusa del aburrimiento. Si tuvieran muchas actividades lúdicas, divertidas y enriquecedoras. No tendrían tiempo para aburrirse.

Algunos padres no saben, no quieren o no pueden enseñar a sus hijos, a no aburrirse o no les dan las herramientas necesarias, para que ellos mismos hagan lo conveniente para no aburrirse. Por eso aceptan que la industria del entretenimiento, el gobierno o terceras personas, solucionen el aburrimiento de sus hijos. Algunas de esas personas u organizaciones, se aprovechan del aburrimiento de los adolescentes para conseguir unos fines, que no siempre son en beneficios de los jóvenes, por eso los padres tienen que estar muy vigilantes con los sitios donde van sus hijos y las personas con las que se relacionan.

Los padres tampoco pueden estar toda la vida haciendo cosas, para que los hijos no se aburran. Ni deben quedarse al margen de la situación de sus hijos, de forma impotente, ignorante o cómoda, mirando para el otro lado. Lo principal es que asuman su irrenunciable responsabilidad y privilegio como educadores, y les den su propio buen ejemplo, practicando las virtudes y valores humaos e inculcándoselos, para que les sirvan como prevención, ya que los hijos bien formados, nunca llegarán a aburrirse.

Si los padres estuvieran alertas, a las banderas rojas que muestran sus hijos antes de aburrirse, esa situación sería mucho más fácil corregirla. Los hijos que se aburren, la mayoría de las veces, se enrocan como en el ajedrez o se aíslan del mundo y terminan cayendo en malas manos, todo por no pedir ayuda o no dejarse ayudar, para que les enseñen a no aburrirse. La autoridad real y llena de amor de los padres, junto a la justa ambición de que los hijos sean lo mejor posible, obliga a enseñarles a no aburrirse, dándoles las herramientas necesarias para vivan alegres, ocupados, entretenidos y divertidos.

El aburrimiento de los jóvenes, está íntimamente relacionado con el miedo a las consecuencias de su falta de actividad, la inhibición a su alrededor, la indiferencia hacia los premios o castigos, a la risa y al llanto, a la impunidad de sus hechos, etc. Por lo tanto, una de las primeras cosas que se le ocurre a un joven aburrido, es el atractivo de la emoción de lo prohibido. Faltar a las clases en la escuela, para no seguir aburriéndose y juntarse con otros jóvenes de sus mismas características. Trasgrediendo las normas que le obligan sus padres, demuestra su sentimiento de rebeldía hacia una de las cosas que más le aburren, recibir la enseñanza de los maestros, que le exigen a poner atención, puntualidad, responsabilidad, disciplina, orden, etc.

Cuando esas ausencias a la escuela se convierten en rutina y los padres y los profesores, no se percatan de que han ocurrido o no se quieren dar por enterados, se abre la posibilidad de que se cree un hábito muy peligroso, por los riesgos presentes y futuros que conlleva. Deja de ser una falta motivada por el aburrimiento, para convertirse en un modelo pernicioso de juventud. Los padres tienen que atajar con firmeza las faltas a clase, aunque sean esporádicas.

Los padres ante un hijo aburrido, nunca deben sentirse cómodos callando, disimulando, olvidando o ignorando. Tienen que tomar el riesgo de hablarles muy claro, aunque sea desagradable hacerlo. Para ello deben prepararse y aconsejarse muy bien, pues el aburrimiento puede ser el principio de un problema, mucho más grande. Siempre deberán escucharles todas las excusas, mentiras y verdades sobre su aburrimiento. No es una solución aceptable el no hablarles claramente, cayendo en un paternalismo mal entendido, al evitarles todas las contrariedades a los hijos, ignorando que lo que necesitan y esperan, es conocer la autoridad paternal.

De 3 a 6 de la tarde es uno de los momentos más importantes en la educación de los hijos. Su actitud y actividades en ese periodo les marcarán el futuro. En esa franja horaria es cuando muchos hijos salen de la escuela y esperan en la casa a que lleguen sus padres, pudiendo hacer lo que quieren, pues no tienen supervisión.

La gran mayoría de los jóvenes que se aburren en clase, tienen la autoestima totalmente por los suelos, siempre se autojustifican para defender su actitud y están sensiblemente, por debajo de la media de aprovechamiento de sus compañeros.

17 Frases de los jóvenes que se aburren en la escuela:
Cuando me aburro y me inhibo del ambiente, me pongo agresivo, explosivo e impredecible. No acepto que me lo recuerden, ni el profesor, ni mis padres, ni mis amigos.
El estudio me aburre, no me gusta estudiar.
El profesor me margina, porque no voy bien y al ritmo de los demás.
El profesor siempre me está gritando y reprochando mi ignorancia.
Los compañeros y el profesor se burlan de mi y dicen que soy torpe.
Me aburre asumir las responsabilidades del estudio y de las tareas, prefiero no hacer nada.
Me aburre la clase y me da pereza empezar a estudiar.
Me aburro mucho, porque no se concentrarme en lo que tengo que hacer.
Me aburro porque he faltado tantas veces, que no cojo el ritmo.
Me esfuerce o no, siempre saco malas notas y nunca buenas.
Me interesa el Internet, la música y los amigos, no me interesa lo que dicen en la clase.
No entiendo nada de lo que dicen.
No se estudiar y cada vez, estoy más lejos de lo que saben los compañeros.
No se me queda nada de lo que explica el profesor.
No tengo ningún motivo para sentir que estudiar sirve para algo.
No valgo para estudiar, soy un inepto.
Para justificar mi aburrimiento, no me importa mentir continuamente.

Se aburren los cónyuges, porque su amor ha disminuido y no han puesto los medios para remediarlo.

Se aburren los padres de repetir una y mil veces los mismos consejos, ordenes, castigos, etc. cuando no obtienen los resultados que desean.

Se aburren los trabajadores y los empresarios, de hacer siempre lo mismo y por lo tanto obtener siempre los mismos resultados. Por falta de innovación, de reinventarse, de intentar nuevas metas, es decir porque siguen en la trampa de la rata, dando vueltas continuamente sin ningún norte.

Se aburren los maestros de intentar educar, a los alumnos que no quieren aprender. De ser ignorados o vilipendiados por los clásicos alumnos de siempre, que alteran el orden sin que nadie pueda decirles, ni hacerles nada. De que esos alumnos sean intocables en sus acciones, que perjudican a todo el grupo, por cuatro maleducados.

No se aburren los niños, jóvenes o mayores, que tienen un proyecto de vida, basado en la práctica continua de las virtudes y valores humanos, con objetivos claros y concretos y con los medios para comprobar lo que están haciendo bien en la vida y observar, las desviaciones realizadas sobre sus objetivos.

domingo, 21 de noviembre de 2010

Carta de un padre a su hijo abortado

Al empezar a escribir estas líneas me asaltan las lágrimas, y también la alegría de hablar contigo. Por fin. Hace doce años.¿Recuerdas?. Yo he estado intentando olvidar, intentando apartarte de mí, de mi vida. Sin saber que, para ello, tenía que adormecer, que anestesiar, que mataren definitivamente, una parte de mí. La parte más bonita de un ser humano: la parte de nosotros que ama, que se emociona, que se ríe, que se alegra, que ve el futuro con esperanza y optimismo. Esa parte de mí quedó cubierta por una especie de nube negra el día que me faltaste y decidí que “mejor no hablar de ello y tirar para adelante”.

¿Sabes que nunca había imaginado que se podía ser tan feliz como cuando tu madre me dijo que estaba embarazada de ti?. Y eso que también sentí mucho miedo. Tu madre y yo éramos estudiantes universitarios, y apenas nos conocíamos. Pero cuando ella me dijo que estabas creciendo dentro de su vientre, sentí que, por primera vez en mi vida, había hecho algo realmente importante: engendrarte. Por primera vez en mi vida, conocí la maravillosa sensación de querer a alguien más que a uno mismo. Porque gracias a ti entendí, en el momento que tu madre me dijo que estaba embarazada, para qué venimos a este mundo: para Amar.

Querido hijo: Todo fue demasiado rápido y demasiado confuso. Tu madre decía que no podía “tenerte” (¡si ya te tenía!) porque no quería decepcionar a sus padres. Fíjate en qué mundo tan raro vive tu padre: han lavado el cerebro a la gente para sentirse mal y sentirse culpable ante un embarazo, ante un hijo, ante la mayor alegría de su vida. Tu madre estaba preocupada por haberse quedado embarazada; yo estaba preocupado ante la posibilidad de que dejase de estarlo y tú ya no estuvieras. Ya conoces la cantidad de excusas y mentiras que han enseñado a muchas mujeres (y hombres) a decir cuando hay un embarazo: que si te “arruina la vida”, que si “no es el momento”, que si “ya tendrás tiempo más adelante” (como si pudiéramos haber hecho una fotocopia tuya)...

Querido hijo: Todo eso es mentira. Tú no arruinaste mi vida. Me diste la razón para vivir. Cuando me enteré de que existías, me sentí capaz de todo por ti. Capaz de cualquier cosa, de cualquier sacrificio para darte todo lo que necesitases. Hubiera sido feliz de poder dejar mi cómoda vida de estudiante desocupado para poder alimentarte y acunarte por las noches.

Aún recuerdo, ahora con rabia por no darme cuenta entonces, el desencanto que sentí cuando incluso el psicólogo que me trataba por una mala racha que llevaba, hablaba de tu existencia como una simple “opción”, y me recomendaba que no pidiese a tu madre que se apiadase de ti, sino que simplemente callase y“estuviese a su lado”. ¡Cuánta frialdad, hijo mío! ¡Cuánta frase estereotipada para lavarse las manos y parecer “modernos”! Que no intercediese por ti ante tu madre... Ante el mismísimo diablo lo hubiera hecho si hubiera podido y hubiera hecho falta, para salvarte. Tu alma por la mía. Tu vida por la mía. ¡Cómo permanecer impasible mientras se hablaba de matar al hijo de mis entrañas!


A nadie le hace gracia un embarazo no planeado. Pero yo tuve la inmensa fortuna de haber sido criado aprendiendo la importancia de querer a los hijos por encima de todo: por encima del miedo, de los imprevistos, de las incomodidades, de las penurias incluso. No sé cómo explicártelo porque es muy difícil, pero tus abuelos consiguieron, sin decírmelo nunca con palabras, que supiese y entendiese que nada tiene sentido ni valor sin la familia y sin los hijos. Ninguna carrera ni doctorado en ciernes. Ningún futuro económico o profesional puede sustituir a un hijo, por brillante que sea.

Querido hijo: Tu madre no tuvo esa suerte. Ella se crió en otro tipo de hogar. En un hogar donde las apariencias, el fingir éxito y el ajustarse a unos planes (en los que tú no estabas incluido) era más importante que los hijos y la familia. Sabes que le imploré por ti. Incluso le pedí que, si la idea de saber que estabas con alguna persona conocida que no fuera ella misma (conmigo o con tus abuelos) le resultaba difícil de aceptar, que te dejase vivir para darte en adopción. Tampoco me importaba saber que no te vería nunca si así conseguía que vivieses.

Yo, que no quería saber nada de Dios porque me parecía una especie de aguafiestas que se dedicaba a prohibir todo lo que me gustaba, me pasaba el día rezando en silencio, pidiendo un milagro. Pidiendo que lo que tu madre decía que pensaba hacer (que “tenía” que hacer, decía ella para intentar justificar lo injustificable) no fuese más que un mal sueño y que dentro de algunos meses pudiera tenerte en mis brazos, besarte, oler tu piel, verte llorar o mirarlo todo con la cara de curiosidad que ponen siempre los recién llegados.

Querido hijo: Dicen los Evangelios que “todo es posible para el que cree”. Perdóname si no tuve la suficiente Fe para que Dios pudiese obrar el milagro. Tu madre, finalmente, tomó un autobús para marchar a otra ciudad. Me pidió que no la acompañase. Y yo no lo hice porque se puso como una fiera. No dejo de pensar si quizás intercediendo por tu vida hasta el último momento hubiese conseguido algo. Creo que yo también me dejé influenciar por la jerga engañosa y políticamente correcta de que tu vida y tu muerte eran “una decisión que había que respetar” y, al final, decidí no ponerle “las cosas” más difíciles a tu madre. Ahora creo que mi obligación como padre era ir hasta las mismísimas puertas del infierno y, si era necesario, cortar las tres cabezas del mismísimo Cerbero para intentar defenderte, y molestar a quien hubiera hecho falta (incluso a tu madre) si con ello había una mínima oportunidad de que vivieras.

Perdóname si no lo hice. Tu madre y yo dejamos de vernos poco tiempo después. Ya nada fue lo mismo. ¿Cómo iba a serlo? Tu madre y yo nos dedicamos a fingir que no había pasado nada (¿acaso no actuaba así todo el mundo? ¿acaso no es lo que finge toda la gente que hace lo que te hicieron a ti?). Y toda esa parte tan maravillosa de mí que ni siquiera sabía que existía hasta que tú apareciste, se fue adormeciendo. Incluso tuve que adormecer otras partes de mí para intentar autoconvencerme de que no había ocurrido nada realmente importante (así actuaba tu madre y yo creí que era la mejor forma de afrontarlo).

Pocos meses después, cuando tu madre y yo hacía tiempo que no nos veíamos, me encontré con ella por los pasillos de la facultad. Por fuera de su pullover asomaban sus muñecas vendadas. Y me contó que se había intentado suicidar otra vez. Que había estado ingresada en el hospital de nuevo. Y, aunque no me lo dijo (y no me atreví a preguntarlo) intuí que otros hermanos tuyos habían corrido, anteriormente, tu misma suerte. Dos años más tarde, me atreví a contarle la historia de tu madre a una conocida que se había hecho psiquiatra. Y me lo confirmó, pero sin querer decir mucho más: que muchísimas mujeres se arrepentían de abortar. Que la mayoría sufren lo indecible. Y que la mayoría lo hacen en silencio porque no se atreven a confesar que se sienten fatal por haber hecho algo que nos presentan como si fuera lo más moderno y lo más sofisticado que existe y que, sin embargo, no es sino la equivocación más grande que puedes cometer en la vida: matar a nuestros hijos. Como si matar a tu hijo te convirtiese en algo parecido a las pioneras de la minifalda en los años 60.

Querido hijo: Pasaron los años. Tu padre siguió adelante con sus estudios y su trabajo. Y, sin darse cuenta, se convirtió en un cínico egoísta que no confiaba en nada ni en nadie. En una especie de sombra de sí mismo que no entendía el vacío que se había apoderado de él, y que buscaba la felicidad que nos negaron en fiestas y, sobre todo, en otras mujeres. Ahora me parece que algo dentro de mí me impulsaba a buscar otra mujer a quien dejar embarazada, pero yo pensaba que, simplemente, yo lo que quería era “olvidar mis complejos y el pasado” y “disfrutar de la vida”. El resultado fue que varias de las mujeres con las que estuve recurrieron a una píldora para que, si alguno de tus hermanos aparecía por allí, acabase yéndose por el retrete.

Querido hijo: Cómo nos manejan... Cómo nos engañan... Cómo nos toman el pelo... Han conseguido convertirnos en una especie de ejército de zombies avergonzados de haber acabado con la vida de uno o varios de sus hijos (yo no sé ni siquiera cuántos...). Y la vergüenza lleva al silencio. Y el silencio perpetúa el drama. Somos como los protagonistas del cuento del emperador que iba desnudo por la calle mientras la gente elogiaba su traje, porque nadie se atrevía a decir la verdad (porque si la tele no la cuenta, dudamos de si será verdad o no, de si no seremos los únicos que nos damos cuenta de lo que es obvio para todos, y nos da miedo ser los primeros que gritan que el emperador va desnudo).

Querido hijo: Al cabo del tiempo, tu padre conoció a una mujer maravillosa, con la que se ha casado. Al año y medio de casarnos, nació tu hermano. El primero de mis hijos que he podido estrechar en mis brazos. Cuando me lo entregaron por primera vez para que lo tuviera y lo pudiese ver, me puse a llorar delante de todos. Y su madre y yo nos acabamos de enterar de que vamos a ser padres de nuevo.

Querido hijo: No sé por qué, pero hace algunas semanas me metí en un foro de internet donde escriben personas (sobre todo mujeres) con experiencias parecidas a las de tu padre. Yo leía sus historias y pensaba que, afortunadamente, a mí no me pasaba lo mismo porque yo había hecho todo lo posible por salvarte. ¡Qué equivocado estaba...! De pronto caí en la cuenta de que no pude sentir con tu hermano la misma alegría que sentí contigo cuando tu madre me contó que estaba embarazada de tí. Ni con este otro que viene ahora de camino (bueno, ya está aquí). Y me pregunté por qué. Y me dí cuenta que tuve que enterrar parte de mi alma bajo toneladas de cinismo para creer que tu prematura marcha no me había afectado (porque se supone que no te puede afectar algo que “todo el mundo hace”). Y recordé que, antes de tu pérdida, yo era un comodón holgazán, pero veía la vida con optimismo y con alegría. Y que, desde que tú no estabas, vivía con una especie de nube negra a cuestas que no me dejaba disfrutar de las cosas y a la que me había acostumbrado como si fuera parte del paisaje.

Querido hijo: En el foro donde leo las experiencias de estas personas que echan tanto de menos a sus hijos y que han abierto los ojos, leí cómo algunas personas fingen que no les afecta porque nunca hablan de ello, aunque sí se les nota porque su personalidad cambia y se vuelven más egoístas, más insensibles , más sarcásticas y más desencantadas con todo (como le pasó a tu padre). Y que algunas, al cabo de muchos años, por fin son capaces de hablar de ello. Y se dan cuenta del por qué de ese sufrimiento interior sin nombre. Y lo confiesan. Y me di cuenta de que era uno de ellos.

Querido hijo: Tú no eres un recuerdo lejano. Eres mi hijo. Mi hijo, el que murió hace doce años y al que siempre he tratado como si nunca hubiera existido. Perdóname. Tu abuela dice siempre que no hay mayor pena que perder a un hijo. Y, a veces me he preguntado por qué a mì no me pasaba. Y es que la pantalla que puse sin darme cuenta entre tú y yo para escapar de mi sufrimiento me impedía sentirte como te sentí entonces: como mi hijo. Como una persona que, para mí, era más importante que yo mismo.

Querido hijo: Desde que he empezado a hablar contigo, y a tratarte otra vez como mi hijo, veo a tus hermanos de forma diferente. Y veo el embarazo de tu hermano pequeño de otra forma. Ya no lo veo como si le estuviera pasando a otro. A medida que sale el dolor de tu pérdida, asoma también la luz de la alegría por tus hermanos. Y por ti. Y ya no me siento avergonzado, sino orgulloso. Orgulloso por no haber hecho caso a los que me pedían que no “le pusiese las cosas más difíciles” a tu madre, y haber implorado por tu vida al punto de ponerme de rodillas delante de ella en un parque, a plena luz del día.

Querido hijo: Tengo un libro que se llama “La Biblia”. Y he leído en algún sitio que Dios os quiere tanto (nos quiere tanto a todos) que, incluso aunque una madre no se compadezca del hijo de sus entrañas, Él nunca se olvida de nosotros. Imagino que tú lo sabrás mejor que yo, que lo tienes más cerca. Pídele en nuestro nombre que ponga en nuestras mentes las ideas, en nuestros corazones el valor y en nuestras bocas las palabras necesarias para abrirles los ojos a los que, por comodidad o por ignorancia, los tienen todavía cerrados. Y a recordarles, aunque no les guste al principio, que sí estuviste aquí con nosotros, aunque fuese por poco tiempo. Porque te querré siempre. Porque siempre nos hemos querido, aunque te haya negado a veces, como hizo Pedro con Jesús.



Querido hijo: Ahora estás con El que te creó a Su imagen y semejanza. Con el que formó tus entrañas; con El que te hizo en el vientre de tu madre; con El que te hizo en secreto, El que te entretejió en lo más profundo de la tierra. El que vio tu sustancia y que ya tenía diseñadas todas tus partes incluso antes de que se formasen.

Querido hijo: ¿Sabes lo que dice también este libro de vosotrosustedes? Que son un regalo de Dios. Que son Su recompensa, (y no su castigo, como dice algún político muy conocido que ha ganado unas elecciones hace poco). Que son como saetas en manos de un guerrero valiente. Y que el hombre que llena de estas saetas su aljaba, nunca será avergonzado por sus enemigos. ¡Qué vacía quedó mi aljaba sin ti! ¡Y cómo me avergonzaba por ello! También dice que no cae un pajarillo de un árbol siquiera sin que Dios lo sepa. Y le pregunto por qué permite que caigan ustedes. Y me responde que ustedes han dado su vida para que otros abramos los ojos y se los abramos a los demás. Y que tenemos la obligación de hacer que sus muertes no sea en vano, sino que se salven cien vidas por cada uno de ustedes, o más si hace falta.

Querida saeta: Este 28 de Diciembre te recordaré como te mereces. Como un hijo que aunque vivió muy poco a nuestro lado, fue amado, querido y deseado tanto como cualquier otro. Como un hijo que mereció que se luchase por él. Como un hijo al que se le echa de menos cada día (tu madre también, y tú lo sabes). Como un hijo del que me siento orgulloso y que será conocido y querido por sus hermanos, y por el resto de su familia.

Querido hijo: El Señor te nos dio. Y El Señor se te llevó. Bendito sea por siempre Su nombre. Un beso muy fuerte. Tu padre.



Nota: Este testimonio verdadero fue recibido por la organización “No Más Silencio” en España y se publica con la autorización de la presidenta, Pilar Gutiérrez.

martes, 16 de noviembre de 2010

El Edificio del Matrimonio

El matrimonio como un gran edificio se va construyendo día a día, minuto a minuto, segundo a segundo

Quiero comparar el matrimonio a un gran edificio que se va construyendo día a día, minuto a minuto, segundo a segundo. El día del casamiento se pone el primer ladrillo. Y el día de la muerte, el último.

Del esposo y de la esposa, junto con los hijos, depende:

· La solidez de ese edificio.
· La belleza de ese edificio.
· La luminosidad de ese edificio.
· La limpieza de ese edificio.
· La altura de ese edificio.

1. Solidez del edificio

¿De qué depende la solidez del edificio matrimonial?

De los cimientos y columnas. La solidez de una casa no depende de los cuadros que colgamos en la pared, ni de la antena parabólica, ni de la hermosa chimenea que hermosea y calienta el rincón de nuestra casa. Para que un matrimonio sea sólido, resistente a todos los vientos, huracanes y sismos, es necesario que tenga unos cimientos bien sólidos, graníticos, macizos.

¿Cuáles son esos cimientos y columnas sólidos y macizos en el matrimonio?

La piedad, esa virtud hermosa que reúne a toda la familia en torno a Dios todos los domingos, que junta todos los días a padres e hijos junto a un cuadro o una imagen de la Virgen a quien rezan un poco. La piedad es la que mueve a esa familia a bendecir los alimentos antes de las comidas.

La fe es otro cimiento y columna sólida en el matrimonio. La fe que les permite ver todas las cosas que les ocurren a la luz de Dios, es más, ven la mano de Dios en todo. La fe les hace superar las crisis y posibles vaivenes de la vida.

El amor es una columna sin la cual el edificio del matrimonio se derrumba. El amor como entrega, sacrificio, donación, capacidad de comprensión y bondad.

La fidelidad no puede faltar como cimiento que sostiene toda la casa matrimonial. La fidelidad a la palabra dada. La fidelidad al otro cónyuge. Fidelidad a los deberes del propio estado. Fidelidad en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad.

Y sacrificio, como cimiento macizo del edificio matrimonial. ¿Qué es el sacrificio? Es ese saber sufrir, soportar, aguantar todos los contratiempos de la vida. Ese poner buena cara a lo que nos cuesta o nos desagrada. La vida matrimonial y cualquier vida humana está llena de sacrificio, porque el sacrificio es ingrediente del devenir humano. Es el sacrificio el que nos hace madurar y va quitando de nosotros esas actitudes egoístas y caprichosas.

Si estos son los buenos y sólidos cimientos, ¿cuáles serían los cimientos débiles, de paja, de barro? Los gustos, los caprichos, el egoísmo, la indiferencia religiosa.

2. Belleza del edificio

La belleza de una casa depende del buen gusto en las dimensiones, proporciones, simetría.

Y la belleza de un matrimonio, ¿de qué depende? Del amor. El amor es el embellece al matrimonio, le da sus perfiles hermosos, permite la serenidad en cada rincón de casa, hace sonreír a padres e hijos.

¿Qué es el amor? Es difícil definir el amor, pues el amor no es para explicar. El amor es para vivir, para dar, para recibir. El amor es esa fuerza interior que me hace salir de mí mismo para darme a los demás, para entregarme a mi amado, sin buscar compensaciones, sin obligarle ni forzarle a que me ame. El amor es saber callar los defectos del otro, salir al encuentro del otro cuando lo necesita, es ofrecerme al otro, perdonar al otro, comprender al otro, ofrecerle limpiamente mi cariño. El amor exige una buena cuota de desprendimiento personal, de sacrificio y de renuncias por la persona a quien amo.

¿Por qué el amor embellece el edificio matrimonial? Porque va quitando aristas que sobran, puliendo superficies rugosas, limpiando azulejos sucios, empapelando con buen gusto paredes descarapeladas o en mal estado. El amor se fija en el detalle bello del ramo de flores para mi esposa, en ese dejar la ropa olorosa a mi esposo. El amor es el perfume del hogar. El amor es afecto, es decir, ternura, acercamiento cariñoso al estado del otro. El amor es amistad, es decir, quiere el bien del otro y une las personas. El amor no se empolva. El amor verdadero embellece el hogar. El amor hace crecer sanos física y psicológicamente a los hijos. El amor rejuvenece al matrimonio.

La falta de amor afea el matrimonio, desteje el paño familiar, raya las escaleras que hermosean la casa, quiebra las lámparas colgantes, ensucia las alfombras de los recibidores y exhala un mal olor en toda la casa. La falta de amor provoca las discusiones, hace subir el tono, hiere los sentimientos de las personas a quien más deberíamos amar. La falta de amor distancia los corazones, las almas y los cuerpos. La falta de amor descuida los detalles y le hace a uno ser grosero. La falta de amor envejece al matrimonio.

El amor es fuego que calienta esa casa. La primera que lo enciende es la madre, que es el corazón de la familia y es la primera en levantarse. Ese fuego que el marido, el papá, debe mantener a lo largo del día, desde su trabajo, llamando por teléfono a su mujer, trayendo a casa siempre y todos los días, algo de leña para alimentar ese fuego del amor en el hogar. ¡Que no traiga el cubo de agua de sus disgustos, para echarlo encima y apagar ese fuego! Ese fuego del que se alimentan los hijos, les hace crecer sanos, física, psicológica y espiritualmente. Este fuego hay que colocarlo en el centro del hogar y desde ahí se irradiará a todos los rincones. Ese fuego se alimenta cada día con la piedad, el rezo en familia, la devoción mariana.

Que no pase un día sin alimentar y acrecentar ese fuego con la oración en familia. A veces cuesta encender ese fuego en los hogares, sobre todo, si se dejan todas las puertas y ventanas abiertas a todos los aires, o se cuela el hielo del invierno y de la indiferencia. ¡Familias, enciendan el fuego del amor durante su vida, poniendo cada uno la leña del sacrificio que han ido consiguiendo a base de esfuerzo y trabajo! ¡Defiendan ese fuego, aunque tengan que quemarse las manos y el corazón! Sin el fuego del corazón, se destruye el hogar, la familia, los matrimonios

3. Luminosidad del edificio

¿De qué depende la luminosidad de una casa? De los ventanales. Una casa sin ventanas al exterior se convierte en una casa lúgubre, oscura y propensa a la humedad.

Lo mismo en el matrimonio. La luminosidad en el matrimonio depende de los grandes ventanales. ¿Para qué los grandes ventanales? Los grandes ventanales permiten airearse todos los rincones de la casa, para que no se acumulen los malos olores. Los grandes ventanales permiten la entrada de luz al hogar...y entrando la luz mueren las bacterias, la humedad, los hongos. Entrando la luz, se puede percibir mejor el polvo y las cosas sucias, y así poder limpiarlas, barrer bien todo. Los grandes ventanales permiten descansar la vista y alargarla hacia los anchos horizontes, ver las necesidades del mundo y de los hombres. ¡Familias, construyan en sus hogares grandes ventanales! No para que dejen meter los malos aires que hoy soplan por ahí: el aire del egoísmo que quiere limitar los nacimientos por medios ilícitos, artificiales, porque -según dicen- “familia pequeña, vive mejor”; ¡esto es egoísmo!; el aire del hedonismo, que busca el placer por el placer mismo; el aire del consumismo, que prefiere una heladera o un nuevo apartamento, a un nuevo hijo; los aires de la emancipación y liberación de la mujer, a quien se le obliga trabajar fuera de casa todo el día “porque así se realiza mejor, profesionalmente”, pero nunca está en casa para educar a sus hijos, para convivir con sus hijos; los aires de matrimonios a prueba, mientras tanto, a ver si funciona; los aires divorcistas, separatistas, para hacerse un nuevo amigo sentimental. ¡Grandes ventanales para que entre el aire renovado del Espíritu que sopla donde quiere y trae aromas del cielo! ¡Grandes ventanales para que la brisa suave de la oración matutina y vespertina consuele a toda la familia! ¡Grandes ventanales para poder ver la Iglesia de nuestra zona y acordarnos de ir a misa en familia y rezar antes de las comidas, o ante una imagen de la Virgencita! ¡Grandes ventanales para ver lo mucho que sufren nuestros hermanos, los hombres, y poderles echar una mano! ¡Grandes ventanales como los del portal de Belén, que era todo ventanal para mirar a todos los hombres y permitir que todos se acercaran a adorar al Salvador! ¡Que no haya recovecos en nuestros hogares, puertas secretas y oscuras, teléfonos escondidos desde donde llamar a piratas que quieren destruir nuestro hogar, nuestra familia, nuestros hijos!

Luminosidad en el matrimonio, y no mentira, falsedad, apariencia, infidelidad.


4. Limpieza del edificio

¿De qué depende la limpieza del matrimonio? De los mil detalles de cada día. De quitar cada día lo que ensucie, ese polvo que cae casi sin percibirlo. De no dejar acumulada ropa sucia, ni arrinconada la basura.

Limpieza en el dormitorio. Nada debe haber ahí que manche la intimidad del matrimonio. Limpieza de palabras, de gestos, de miradas. ¡Qué conversaciones tan limpias deberían hablarse ahí! La oración común, en el dormitorio va limpiando a la pareja cada noche y la va fortaleciendo en sus vínculos.

Limpieza en la mesa. Es la mesa la que va a unirnos varias veces al día a los miembros de la familia, para compartir el pan, las alegrías, las lágrimas, los proyectos. En la mesa se da el banquete familiar. Por eso, ahí debe haber limpieza suma. Allí en la mesa, nos miramos mutuamente, sonreímos, charlamos, disfrutamos de ese gozo de sabernos amados, queridos. En la mesa tenemos la oportunidad de practicar y crecer en muchas virtudes: apertura, respeto, servicialidad, moderación, generosidad. Sobre la mesa se pone el pan, las flores y el cariño. El pan que se parte, se reparte, se comparte. Las flores que adornan y embellecen la mesa familiar. Ahí se ofrece el cariño, que es esa corriente cordial que electrifica a todos los miembros y les permite el darse mutuamente, el abrirse, el comprenderse, el perdonarse. En la mesa hay que evitar el discutir, el pelearse, el encerrarnos en nosotros mismos...., pues todo esto ensuciaría el amor del matrimonio e impediría una buena digestión, creando un clima de crispación y rivalidad. En la mesa hay que evitar el querer comer a solas, en un rincón, o después de todos...como islas...; así simplemente se corta con esa corriente afectiva y familiar, y se convierte uno en su misma casa en un huésped extraño que entra y sale. Ha convertido su casa en un hotel, o posada, donde se va a comer, a dormir, a tomar una ducha o a cambiarse de traje, cuando se quiere.

Limpieza en la sala de estar. No permitir hablar mal de nadie, cuando vienen huéspedes o amigos. La sala de estar debe estar limpia de envidias, maledicencias, calumnias. La sala de estar debe tener siempre el florero lleno de flores olorosas: el buen humor, la benedicencia, el respeto, la jovialidad, la alegría. No la sala de estar no debe acumularse el humo de cigarrillos de la frivolidad y de la chabacanería. La sala de estar debe vista al patio o al jardín, para que allí se vea lo que se hace sin intenciones torcidas.

Limpieza en el patio, porque ahí deben jugar los niños. Que haya árboles y columpios y jardín. Pero todo limpio. La limpieza ayuda a los hijos a oxigenarse, airearse y a crecer sanos.

5. Altura del edificio

La altura del edificio matrimonial depende de la generosidad en el amor fecundo, abierto a la vida. Dios dijo a la primera pareja de la historia, Adán y Eva: “Creced y multiplicaos”.

Así como Dios es generoso con nosotros, así también los matrimonios deben ser generosos en transmitir la vida. ¡Qué hermoso es ver esas familias numerosas, donde los hijos alegran cada rincón de la casa! ¡Cómo se ejercitan en el cariño, en la donación, en la preocupación de unos por otros...cuando son muchos hermanos! Comparten todo, juegan juntos. También a veces se pelean, pero después se reconcilian. Si sólo hay un hijo en casa, ¿con quién juega, con quién comparte sus cosas, a quién sonríe, con quién se pelea, con quién hace las paces? No tiene hermanos. El niño que no tiene hermanitos es más propenso a la tristeza, al egoísmo, al aislamiento. Se le acorta el crecimiento afectivo y psicológico.

Familias, sean generosas. ¡Amen, sean portadoras de amor, defiendan el amor, protejan el amor, den amor!

Autor: P. Antonio Rivero | Fuente: Catholic.net

domingo, 14 de noviembre de 2010

DECLARACION DEL MFC

“EL MOVIMIENTO FAMILIAR CRISTIANO RATIFICA SU POSICIÓN:


1) DEFENDER LA VIDA DESDE LA CONCEPCIÓN HASTA LA MUERTE NATURAL

2) IRRADIAR LA BELLEZA DEL SACRA­MEN­TO DEL MATRIMONIO  DEFENDIENDO SU INDISOLUBILIDAD

3) DESTACAR LA IMPORTANCIA ESENCIAL DEL NOVIAZGO COMO PERÍODO DE PRE­PARACIÓN PARA EL SACRAMENTO DEL MATRIMONIO

4) REPUDIAR LOS ACTOS DE VIOLENCIA CONTRA LA VIDA

lunes, 8 de noviembre de 2010

El matrimonio y la familia son esperanza de la humanidad, dice el Papa Benedicto XVI

BARCELONA, 07 Nov. 10 / 07:01 am

Al finalizar la Misa de dedicación del templo de la Sagrada Familia, el Papa Benedicto XVI rezó el ángelus con los miles de fieles presentes en las afueras del templo. En sus palabras el Santo Padre señaló que Cristo, Dios mismo, "en el silencio del hogar de Nazaret, nos ha enseñado sin palabras, la dignidad y el valor primordial del matrimonio y la familia, esperanza de la humanidad, en la que la vida encuentra acogida desde su concepción hasta su declive natural".

Luego de estas palabras respondidas por el entusiasmo y los aplausos de los miles de fieles presentes, el Papa dijo que el Señor Jesús "nos ha enseñado también que toda la Iglesia, escuchando y cumpliendo su Palabra, se convierte en su Familia. Y más aún nos ha encomendado ser semilla de fraternidad que sembrada en todos los corazones aliente la esperanza".

Antoni Gaudí, continuó, logro convertir el templo de la Sagrada Familia en "una alabanza a Dios hecha en piedra. Una alabanza a Dios que, como en el nacimiento de Cristo, tuviera como protagonistas a las personas más humildes y sencillas".

"En efecto, Gaudí, con su obra, pretendía llevar el Evangelio a todo el pueblo. Por eso, concibió los tres pórticos del exterior del templo como una catequesis sobre Jesucristo, como un gran rosario, que es la oración de los sencillos, en el que se pueden contemplar los misterios gozosos, dolorosos y gloriosos de Nuestro Señor", continuó.

Gaudí, señaló el Papa, también "diseñó y financió con sus propios ahorros la creación de una escuela para los hijos de los albañiles y para los niños de las familias más humildes del barrio, entonces un suburbio marginado de Barcelona. Hacía así realidad la convicción que expresaba con estas palabras: ‘Los pobres siempre han de encontrar acogida en el templo, que es la caridad cristiana’".

Benedicto XVI elevó luego sus plegarias a María "con las palabras del Ángel, y le confiamos nuestra vida y la de toda la Iglesia, al tiempo que suplicamos el don de la paz para todos los hombres de buena voluntad".

El Santo Padre recordó además que este sábado en Porto Alegre, en Brasil, se realizó la beatificación de la Sierva de Dios María Bárbara de la Santísima Trinidad, fundadora de la Congregación de las Hermanas del Inmaculado Corazón de María.

"Que la fe profunda y la ardiente caridad con que ella siguió a Cristo, susciten en muchos el deseo de entregar por completo su vida a la mayor gloria de Dios y al servicio generoso de los hermanos, especialmente de los más pobres y necesitados", exhortó.

Para leer las palabras completas ingrese palabras completas:

miércoles, 3 de noviembre de 2010

LA ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA SE EXPIDIÓ SOBRE EL ABORTO

La Academia de Medicina argentina dice lo mismo que los manuales de embriología y la ciencia: el embrión es un individuo humano

Ante las presiones para extender el aborto en el Cono Sur, recuerda que "el niño por nacer, científica y biológicamente, es un ser humano cuya existencia comienza en su concepción".La Academia Nacional de Medicina, un órgano colegiado independiente creado en el siglo XIX y con una larga trayectoria de acreditación científica y ética ha publicado un documento en el que habla con claridad del estatuto del embrión humano desde la medicina y la ciencia. El texto dice:La Academia Nacional de Medicina considera:



Que el niño por nacer, científica y biológicamente, es un ser humano cuya existencia comienza al momento de su concepción por lo que, desde el punto de vista jurídico, es un sujeto de derecho como lo reconocen la Constitución Nacional, los tratados internacionales anexos y los distintos códigos nacionales y provinciales de nuestro país.



Que destruir a un embrión humano significa impedir el nacimiento de un ser humano.



Que el pensamiento médico a partir de la ética hipocrática ha defendido la vida humana como condición inalienable desde la concepción. Por lo que la Academia Nacional de Medicina hace un llamado a todos los médicos del país a mantener la fidelidad a la que un día se comprometieron bajo juramento.



Que el derecho a la “objeción de conciencia” implica no ser obligado a realizar acciones que contrarían convicciones éticas o religiosas del individuo (Art. 14 – 19 y cc.s de la Constitución Nacional).



Aprobada por el Plenario Académico el 30 de septiembre de 2010 La declaración de la Academia Nacional de Medicina está en línea con las de otras entidades médico-científicas y con los manuales de embriología básicos que estudian los especialistas en todo el mundo. Así, por ejemplo, el 17 de abril de 2008 la FESGO (Federación Ecuatoriana de Sociedades de Ginecología) afirmaba en una declaración solemne que: http://www.comiteprovida.org/comnunicados/declaracion-fesgo.htm 3. La Ciencia enseña que la vida comienza en la concepción. Si esta verdad es afirmada también por las religiones, no deja por ello de ser una verdad estrictamente científica, para transformarse en una enseñanza religiosa opinable. El que niega que la vida se inicie en la concepción no se las tendrá que ver con la Religión sino con la Ciencia. Negar esta certeza de la Biología no es expresión de falta de fe, sino de una carencia de elementales conocimientos de Genética humana; aún más: de simple cultura general.



4. Desde el momento que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano que se desarrolla por sí mismo. Por lo demás, está en juego algo tan importante que, desde el punto de vista de la obligación moral, bastaría la sola probabilidad de encontrarse ante una persona, para justificar la más rotunda prohibición de cualquier intervención destinada a eliminar un embrión humano. El ser humano debe ser respetado y tratado como una persona desde el instante de su concepción y, por eso, a partir de ese mismo momento se le deben reconocer los derechos de la persona, principalmente el derecho inviolable de todo ser humano inocente a la vida. Afirmar que ‘la mujer puede hacer con su cuerpo lo que ella quiera’, además de ser una afirmación jactanciosa, no tiene en absoluto respaldo de la Ciencia: el embrión no es parte del cuerpo de la madre, ni el feto es una víscera de su cuerpo: el ADN del embrión es distinto del de sus progenitores.



5. Ha de respetarse la vida humana desde el instante de la concepción, durante todas las etapas por las que atraviesa la persona humana hasta su muerte natural; cualquiera que sea el nombre que se le dé a la nueva persona humana: cigoto, mórula, blastocisto, embrión, feto, neonato, infante, adolescente, joven, adulto, anciano, enfermo en estado terminal… Todas son sólo denominaciones de la única y misma persona humana en las distintas etapas del desarrollo por las que ella atraviesa. En la misma línea -marcar que un embrión humano es un ser humano o individuo humano- se expresan los manuales de embriología:



"Casi todos los animales superiores empiezan su vida desde una sola célula, el óvulo fecundado (cigoto). La fertilización representa el punto de inicio en la historia vital u ontogenia del individuo" [Carlson, Bruce M. Patten's Foundations of Embriology, 6ª edición, Nueva York, McGraw-Hill, 1996, pág.3] "Aunque la vida es un proceso continuo, la fertilización es un momento crítico porque, en circunstancias ordinarias, así se forma un organismo humano nuevo, genéticamente distinto". [O'Rahilly, Ronan and Müller, Fabiola. Human Embriology and Teratology. 2ª edición, Nueva York, Wiley-Liss, 1996, pág.8] "Cigoto: esta célula, formada por la unión del óvulo y un espermatozoide, representa el inicio de un ser humano. La expresión común "óvulo fertilizado", se refiere al cigoto." [Moore, Keith and Persaud, TVN, Before we are born: essentials of embriology and brith defects. 4ª edición. Philadelphia: W.b. Saunders Company, 1993, pág.1] "La fertilización es la secuencia de eventos que empieza con el contacto de un espermatozoide con un oocito secundario (óvulo) y acaba con la fusión de su pronúcleos (los núcleos haploides del espermatozoide y el óvulo) y la mezcla de sus cromosomas para formar una nueva célula. Este óvulo fertilizado, llamado cigoto, es una gran célula diploide que es el inicio, o primordium, de un ser humano". [Moore, Keith L. Essentials of Human Embryology. Toronto: B.C.Decker Inc., 1988, p.2]. "El desarrollo de un ser humano empieza con la fertilización, un proceso por el cual 2 células altamente especializadas, el espermatozoide del macho y el oocito de la hembra, se unen para dar paso a un nuevo organismo, el cigoto" [Langman, Jan, Medical Embryology. 3ª edición. Baltimore: Williams and Wilkins, 1975, p.3] También lo expresa con claridad el llamado "Manifiesto de Madrid" del 17 de marzo de 2009, que aunque no representa a una entidad científica sí reúne numerosas personalidades de las ciencias naturales y médicas y afirma: "Existe sobrada evidencia científica de que la vida empieza en el momento de la fecundación. Los conocimientos más actuales así lo demuestran: la Genética señala que la fecundación es el momento en que se constituye la identidad Genética singular; la Biología Celular explica que los seres pluricelulares se constituyen a partir de una única célula inicial, el cigoto, en cuyo núcleo se encuentra la información Genética que se conserva en todas las células y es la que determina la diferenciación Celular; la Embriología describe el desarrollo y revela cómo se desenvuelve sin solución de continuidad. [...] El cigoto es la primera realidad corporal del ser humano."



En todo el mundo, no se conoce ninguna asociación médica, de profesionales biólogos o embriólogos, que nieguen lo que dicen estos manuales o las asociaciones ya citadas. La ciencia tiene claro que, como dice la FESGO, "desde el momento que el óvulo es fecundado, se inaugura una nueva vida que no es la del padre ni la de la madre, sino la de un nuevo ser humano". Ni en los países más abortistas (incluyendo los países post-comunistas, o la China del hijo único obligatorio) se conocen manifiestos de embriólogos o biólogos negando algo sobre lo que la ciencia tiene certeza: el cigoto humano como individuo humano, miembro de nuestra especie. El disenso... voces aisladas, no asociaciones científicas Eso no quiere decir que no haya voces en contra del consenso de las asociaciones, los manuales y la ciencia. Una es la ya ex-ministra de Igualdad española, la joven Bibiana Aído. «Abortar no supone acabar con una vida humana porque sobre el concepto de ser humano no existe una opinión unánime, una evidencia científica, ya que por vida humana nos referimos a un concepto complejo basado en ideas o creencias filosóficas, morales, sociales y, en definitiva, sometida a opiniones o preferencias personales», dijo la ministra en octubre de 2010, tres semanas antes de que su Ministerio fuese eliminado por una reorganización del Gobierno. Un año antes ya había dicho que «un feto de 13 semanas es un ser vivo, pero no es un ser humano». La ley española que entró en vigor el 5 de julio de 2010 permite el aborto libre hasta la semana 14, pero hasta el momento, nadie del Gobierno ha explicado cómo un feto de 13 semanas no es humano, pero sí lo es con 14.Otra voz que dice que "la ciencia no sabe" lo que es un ser humano es la del "contramanifiesto de abril" de 250 investigadores del CSIC (es decir, directamente dependientes del Gobierno español; a 6 de abril de 2009 sólo 20 médicos lo firmaban, frente a los 512 médicos de la declaración de Madrid). Con el título, "En contra de la utilización ideológica de los hechos científicos", establece el siguiente dogma, que nunca ninguna asociación de biólogos, taxonomistas, médicos ni embriólogos había decretado antes:

"El momento en que puede considerarse humano un ser no puede establecerse mediante criterios científicos; el conocimiento científico no puede afirmar o negar si esas características confieren al embrión [de la especie humana, imaginamos - N. d. R.] la condición de ser humano". Un absurdo lógico (y biológico) causado por razones coyunturales españolas, que ninguna asociación científica del mundo ha apoyado posteriormente: ninguna asociación nunca ha proclamado que la ciencia no pueda establecer lo que es un individuo humano.Por último hay voces aisladas, como el embriólogo Scott Gilbert, que afirman que la ciencia no sabe y no puede saber cuándo un embrión de la especie humana es un individuo de la especie humana. Están solas, excepto en algún congreso de "profesionales del aborto".

La nueva declaración de la Asociación Médica de Argentina consolida el consenso de las asociaciones médicas profesionales y los manuales de embriología: la evidencia a la luz del microcospio. Como decía una bloguera conocida como "la Atea de Remate", "los provida siempre están hablando de ciencia y embriología, mientras que los abortistas enseguida pasan a hablar de filosofía y religión"