lunes, 30 de agosto de 2010

Lo que define al matrimonio

Si se define el matrimonio por características no esenciales, es difícil no aceptar el matrimonio entre personas del mismo sexo. Stephen J. Heaney, profesor asociado de filosofía en la Universidad Saint Thomas en Saint Paul (Minnesota), propone volver a una auténtica idea del matrimonio, en un artículo publicado en MercatorNet , del que traducimos algunos párrafos.

Abraham Lincoln preguntó una vez cuántas patas tiene un perro si llamamos a la cola pata. La respuesta, dijo, es cuatro: llamar a una cola pata no cambia nada. Nos reímos y seguimos adelante.

Pero ¿y si la gente comienza a argumentar que la cola es en realidad una pata? Se podría decir que lo que define la pata es que se trata de un apéndice del cuerpo del perro, que contiene huesos y músculos cubiertos de piel y de pelo, igual que una cola. Solo que la cola sale del cuerpo en un ángulo diferente que las otras patas. Cuando la cola cuelga hacia abajo, ¿quién puede ver la diferencia?

Este es un ejemplo de cómo definir una cosa por sus características no esenciales. Es como decir que un soldado es "un hombre que viste un uniforme y lleva un arma", o llamar a un estadio de fútbol "un campo rodeado por un montón de asientos." Puede ser verdad en cada caso, pero no sirve para definirlo.

(...) La exigencia del matrimonio entre personas del mismo sexo implica un error similar. El matrimonio se caracteriza a menudo hoy en día de la siguiente manera: (1) dos personas (2) que se aman (3) que desean tener relaciones sexuales 4) dan su consentimiento para unir sus vidas en lo sexual, material y económico (5) con el refrendo de la comunidad. Dado que las parejas del mismo sexo pueden cumplir con los cuatro primeros criterios, ¿cómo puede la sociedad rechazar la quinta? (...)

Pensando en los hijos

Por lo general, el matrimonio tiene de hecho estas características. Pero ¿por qué el matrimonio tiene estas características? (...)

En primer lugar, los seres humanos tienen una poderosa atracción para mantener relaciones sexuales.

En segundo lugar, las relaciones sexuales entre un hombre y una mujer de modo natural y frecuente llevan a tener hijos. Hombres y mujeres solo tienen cada uno una parte del sistema reproductivo completo. Sin las dos partes, la reproducción no puede suceder. Si el resultado no fueran los niños, sería un verdadero misterio saber para qué tenemos esos órganos, y por qué tenemos una profunda inclinación a mantener relaciones sexuales.

En tercer lugar, la crianza de los niños es una responsabilidad de por vida. Como seres sociales que somos, nos mantenemos conectados a través de las generaciones. Incluso cuando los adultos tienen sus propios hijos, necesitan la sabiduría y el consejo de sus padres y madres. Para los que entran en este proyecto todo es más fácil si se quieren y saben darse el uno al otro. Realizar estas acciones con amor es la forma propia del ser humano.

En cuarto lugar, como dan origen a los hijos, las relaciones sexuales tienen importantes consecuencias públicas. No son, como nos gustaría pensar, actos puramente privados. A la comunidad le importa quién las realiza, y en qué circunstancias. Así que la comunidad aprueba ciertos acuerdos sexuales; y rechaza como inapropiados otros que no cumplen con la plenitud de la verdad de la sexualidad humana. Para apoyar a los que la cumplen, les ofrece la institución del matrimonio. En el matrimonio, la pareja se compromete ante la comunidad a realizar este proyecto a través de las promesas de fidelidad y permanencia, uniendo sus cuerpos y sus vidas para hacer que el proyecto se realice. (...) La comunidad apoya a la familia por medio de protección y ayudas. Puede ser que otros reciban prestaciones similares por distintas razones, pero la razón de que las prestaciones correspondan al matrimonio es para ayudar a que el proyecto del matrimonio prospere.

Si la sexualidad no llevara naturalmente a la descendencia, sería difícil explicar por qué existe, tanto si uno cree en una evolución puramente material o en un diseñador amoroso del universo, pues no tendría ninguna utilidad. Si los actos sexuales no conducen naturalmente a los hijos, sería difícil explicar cómo apareció el matrimonio en la historia humana, pues no serviría para nada

Las religiones no lo inventaron

Las religiones pueden bendecir el matrimonio, pero no lo han inventado. Como el sexo y el matrimonio son realidades profundamente importantes, no es de extrañar que tengan un significado religioso. Pero el sexo y el matrimonio han existido siempre en toda comunidad humana.

Si aceptamos una definición de matrimonio basada en sus características no esenciales como si eso bastara, sería imposible rechazar el matrimonio homosexual. En cambio, si se tiene en cuenta toda la verdad, es imposible aceptarlo. Aunque superficialmente las uniones homosexuales resulten parecidas a los verdaderos matrimonios, las relaciones entre personas del mismo sexo no puede funcionar como matrimonios.

Hoy en día, los matrimonios se desmoronan, las familias se rompen, la sociedad se tambalea. ¿Por qué? Porque no estamos viviendo en la verdad. Aceptamos una mala definición del matrimonio, admitimos casi cualquier arreglo sexual, glorificamos la búsqueda del placer sexual, y tratamos a los niños como si fueran un medio para satisfacer nuestros deseos. En su gran mayoría, las investigaciones muestran que criar a los niños en un ambiente distinto al de sus padres naturales es perjudicial. A veces el daño es inevitable, como cuando un padre muere, pero no hay que buscarlo a propósito.

Fuente: Public Discourse
Fecha: 30 Agosto 2010

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domingo, 29 de agosto de 2010

La Iglesia y los abusos





Ref: http://algunasrespuestas.wordpress.com/

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Decálogo para saber envejecer

Acaso lo más interesante, y además, gran verdad, sea pensar que "toda edad tiene sus propios frutos; hace falta saberlos recoger"


El verano y las vacaciones son, sin duda, una época propicia para rejuvenecer, para mostrar nuestra mejor silueta, para considerarnos más en forma.

Todo el mundo quiere ser joven y parecerlo. Incluso las personas de edad más avanzada. Quizás porque, como decía alguien, "nada nos hace envejecer con mayor rapidez que el pensar incesantemente en que nos hacemos viejos". Por eso, lo mejor será pensar que aún somos jóvenes.

Como suele decir Manuel Alcántara, con su fino humor: "Y dentro de cien años, cuando todos seamos jóvenes...". Pues, eso. Acaso lo más interesante, y además, gran verdad, sea pensar que "toda edad tiene sus propios frutos; hace falta saberlos recoger". Para quien quiera conocer los secretos de "saber envejecer", valga este decálogo fácil y sencillo.

1. "Cuidarás tu presentación cada día". Arréglate como si fueras a una fiesta. ¡Qué más fiesta que la vida! Que al verte se alegren los ojos de los demás.

2. "No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación". Saldrás a la calle y al campo de paseo: "El agua estancada se pudre".

3. "Amarás el ejercicio físico". Un rato de gimnasia, una caminata razonable dentro o fuera de casa, por lo menos abrir la puerta, regar las rosas, contestar el teléfono.

4. "Evitarás actitudes y gestos de viejo derrumbado". La cabeza gacha, la espalda encorvada, la mirada perdida, no favorecen nada. Que la gente diga un piropo cuando pasas: "¡Qué recto va el señor! ¡Qué guapa la señora!".

5. "¡No hablarás de tu edad, ni te quejarás de tus achaques reales o imaginarios!". Acabarás por creerte más viejo y más enfermo de lo que eres. A la gente no le gusta oír historias de hospital. Cuando te pregunten cómo estás, dirás que. ¡muy bien!

6. "Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas". Al mal tiempo, buena cara. Sé positivo y`de buen humor. La vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo. El corazón no envejece.

7. "Tratarás de ser útil a los demás". Ayuda con una sonrisa, un consejo, un servicio. No te coloques el cartel de "inservible".

8. "Trabajarás con tus manos y con tu mente". Haz lo que puedas. El trabajo es la terapia infalible.

9. "Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas". Desde luego, las que se anudan en el hogar, integrándote a todos los miembros de tu familia.

10. "No pensarás que todo el tiempo pasado fue mejor". Deja de estar condenando tu mundo y maldiciendo tu momento.

Fáciles consejos que todos podemos poner en práctica. Nos irá fenomenal.

Autor: Antonio Gil | Fuente: http://www.religionenlibertad.com

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San Luis: LOS NIÑOS SON INJUSTAMENTE DISCRIMINADOS

MENSAJE A TODO EL PUEBLO DE SAN LUIS Y DE LA PATRIA

Por el camino de la injusta discriminación contra el niño,se propone el asesinato del niño.

Dirigimos este mensaje a todos los fieles católicos, y a todo el pueblo de San Luis y de la Patria. Nos dirigimos así a los fieles de los cultos evangélicos, con quienes nos hemos unido ante los mismos desafíos. Nos dirigimos a los fieles de los restantes cultos, y también a quienes sin profesar ningún culto, creen en la realidad de la naturaleza humana y en la defensa de sus derechos.

I). Hoy, es urgente defender los derechos de los niños. Ellos, por su naturaleza humana, tienen como derecho primero y fundamental el derecho a nacer, el dere­cho a la vida. Si eso se les niega, pierden todos los demás derechos. Si un niño indefenso e inocente es asesinado antes de nacer, sufre la más terrible e injusta de las discriminaciones. Se le niega todo.

Cuando se rechaza esta verdad, evidente para la inteligencia que caracteriza a nuestra naturaleza humana, se construye una sociedad inhumana. Frente a la cultura de la vida, se elige la cultura de la muerte. Se elige la cultura de la promoción legal del aborto.

Se intenta justificar esa cultura mortífera, invocando el peligro de los abortos clandestinos. No hay cifras seguras pero se estima que podría llegar a morir una madre cada cuatro mil abortos clandestinos[1]. Pero la absurda “solución” es asesinar a esos cuatro mil niños, con cuidados médicos seguros, legales y gratuitos a sus madres, para que no sufran peligro.

Por supuesto, no se utilizará la chocante palabra “asesinar”. Se dirá que solo se trata de una “interrupción del embarazo”. Pero serán vidas definitivamente interrumpidas.

Otro subterfugio es presentar este tema -no como una cuestión de vida o muerte en que podrían llegar a alterarse básicos principios constitucionales- sino como un mero trámite burocrático en que por una interpretación “amplia” del Código Penal, se daría curso a una Guía Ministerial de máximo permisivismo abortista. Por ahora, la conciencia del principal responsable lo ha impedido.

No es posible creer que en sociedades modernas y desarrolladas no existan posibilidades legales para un trámite de justa y rápida adopción. Ni tampoco, que se carezca de posibilidades para brindar a esas madres el apoyo social, económico, psicológico, moral y espiritual que necesitan, para no ser cómplices de la muerte de sus hijos. Todo eso es posible. Pero es rechazado por el terrible desprecio discriminatorio hacia el niño por nacer.

II). Iniciando el camino de esa injusta discriminación contra el niño, una escasa mayoría de legisladores argentinos -mayoría obtenida a través de intensas presiones- ha aprobado una injusta ley sobre la cual nuestro pueblo no fue consultado en las plataformas electorales previas, ni tampoco después. Nos referimos a la ley por la cual las uniones del mismo sexo han pasado a considerarse idénticas a las uniones matrimoniales del varón y la mujer. Es una ley contraria a la realidad de la naturaleza humana, que sólo puede realizarse en una verdadera familia, a través de la diferencia y la complementariedad de la unión entre los dos sexos. Si no hubiera sido siempre así, habría dejado de existir la especie humana.

Se pretendió que de esa manera se superaba una discriminación, cuando solo se estaba negando la realidad. Sobre esa base falsa se perpetraron entonces injustas discriminaciones.

Así, se discriminó injustamente al niño, negándole su derecho natural a tener un papá y una mamá, sostén natural indispensable para que tanto los varones como las nenas puedan desarrollarse normalmente en su propia identidad sexual.

Las consecuencias negativas de la ley alcanzarán su mayor gravedad en todo el ciclo escolar, inicial, primario y secundario. Allí se ha planificado que todos los alumnos se inicien en la llamada “perspectiva de género”, de un modo que inevitablemente los inducirá a cuestionarse la identidad sexual de la cual en su inmensa mayoría se sienten naturalmente seguros. Dicha inmensa mayoría habrá sufrido y sufrirá, entonces, una injusta discriminación. No se respetarán sus derechos a ser sostenidos en esa natural identidad sexual.

Hoy, los activistas que promueven la cultura del aborto en la Argentina, son los mismos, o están estrechamente coordinados, con los que promovieron el matrimonio homosexual, y procuran extender sus efectos a toda la sociedad en lo educativo y cultural.

Se trata de un proyecto globalizado, cuyo núcleo central se vincula indudablemente a sectores de las Naciones Unidas. En nombre de la lucha contra la discriminación, despliegan la discriminación más activa e injusta contra quienes creen que Dios es “fuente de toda razón y justicia”, y viven sostenidos por esa fe.

La Iglesia confía en que Cristo seguirá guiándola e iluminándola, para que comprenda en la esperanza estos signos de los tiempos, y sin desanimarse nunca transmita el testimonio de la verdad en el amor, que es su misión.

San Luis, 25 de agosto de 2010
Solemnidad de San Luis Rey
Mons. Jorge Luis Lona
Obispo Diócesis de San Luis

Mons. Pedro Daniel Martínez
Obispo Coadjutor Diócesis de San Luis

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miércoles, 18 de agosto de 2010

Las cuatro tareas de la familia cristiana

En el designio divino la misión de la familia es custodiar, revelar y comunicar el amor de Dios por la humanidad.

Bajo esta luz se definen las cuatro tareas de la familia cristiana en las que se expresa su misión y vocación.

¿Cuáles son las tareas?

1. Formar una comunidad de personas.
2. Participar en el amor de Dios y en su poder de Creador, y Educar a los hijos hasta la madurez.
3. Participar en el desarrollo de la sociedad.
4. Participar en la vida y misión de la Iglesia.

He aquí una pequeña ampliación de cada tarea:

La formación de una comunidad de personas:

Si la misión de la familia es la de custodiar, revelar y conservar el amor, será precisamente el amor el motor, la fuerza que construya esta comunidad de personas.

El amor va creando esa atmósfera de comunión y de espontánea libertad en la que se desarrolla armónicamente la personalidad humana de toda la familia: entre esposos, entre padres e hijos y demás familiares.

La primera comunión que se instaura es la de los cónyuges que hunden sus raíces en el complemento natural que existe entre el hombre y la mujer, animados por compartir lo que tienen y sobre todo lo que son. Es una comunión que se caracteriza por su unidad y por su indisolubilidad.

Transmisión de la vida y educación de los hijos:

La fecundidad es una dimensión del hombre y de su amor. Esta misión hay que verla, hay que reflexionarla, meditarla como criaturas ante nuestro Creador.

La misión de la familia de estar a favor de la vida es ahora más urgente que nunca pues ha surgido una mentalidad contra la vida que se ha difundido extensamente con la ayuda de poderosos medios económicos y de los medios de comunicación social.

El Concilio Vaticano II en la declaración sobre la educación Cristiana de la juventud nos recuerda que "puesto que los padres han dado la vida a los hijos, tienen la gravísima obligación de educar a la prole y por tanto hay que reconocerlos como los primeros y principales educadores de sus hijos. Es pues, deber de los padres crear un ambiente de familia animado por el amor, por la piedad hacia Dios y hacia los hombres, que favorezca la educación integral, personal y social de los hijos".

Su participación en el desarrollo de la sociedad:

Si la familia es la célula primera y vital de la sociedad, sería muy perjudicial que se quedara convertida en un "Ghetto" sin proyección al exterior. El desinterés por la comunidad social acabaría por destruir a la propia familia.

El amor de la familia debe de transmitirse a la sociedad. Sobre todo en nuestra sociedad las familias cristianas deben aportar sus mejores esfuerzos para que las decisiones políticas vayan encaminadas a favor de un modelo de sociedad más humana, más justa, más honesta y más auténtica.

No olvidemos que el futuro del mundo y de la Iglesia pasa por la familia.

Participación en la vida y misión de la Iglesia:

La familia cristiana está llamada, como una de sus tareas fundamentales, a la edificación del reino de Dios en la Historia. ¿Cómo? Participando en la vida y misión de la Iglesia. La unión y la semejanza entre la familia y la Iglesia son estrechísimas: La familia cristiana es como una "Iglesia en miniatura", "Iglesia pequeña", "Iglesia doméstica".

La familia recibe el amor de Cristo y está llamada a transmitir este mismo amor que salva a los hombres. Recibir y transmitir. Por eso la familia está llamada a evangelizar acogiendo y anunciando la palabra de Dios. La futura evangelización depende en gran parte de la Iglesia doméstica.

Son muchas las familias y hombres que hay que ayudar:
A los que buscan la verdad.
A los que se han alejado.
A las familias que no creen.
A las familias cristianas que no viven coherentemente la fe recibida.

Fuente: Catholic.net

viernes, 13 de agosto de 2010

Teoría de género: Visión Crítica de sus postulados y objetivos

Teoría de género: Visión Crítica de sus postulados y objetivos
Autor: Luis Garza Medina | Fuente: Catholic net


¿Qué es la teoría de género?


Antes de responder a esta pregunta, recordemos qué es el género. Género es un término gramatical que especifica una clase a la que pertenece un nombre sustantivo o un pronombre por el hecho de concertar con él una forma. En las lenguas indoeuropeas estas formas son tres en determinados adjetivos y pronombres: masculino, femenino y neutro.


El sexo en cambio es lo que un ser es, una determinación entitativa, que afecta los aspectos físicos como una condición orgánica. Así, en los seres humanos el sexo es masculino o femenino.


Género y sexo en el lenguaje común eran intercambiables hasta que se creó una nueva definición de género. Según esta nueva definición, teoría de género es la teoría (por lo tanto una serie de proposiciones que deben ser demostradas empíricamente) por la cual se afirma que el género es el sistema de papeles culturales y socialmente construidos, atribuidos a los hombres y mujeres, que afectan las relaciones personales, el acceso y el control de los recursos y el poder de tomar decisiones. Estos papeles cambian con el tiempo, pues son construidos por la cultura. El género no se identifica con el sexo, ni tampoco se refiere a los individuos sino más bien a un sistema de relaciones binarias de poder. Se afirma que las mujeres han sido y son oprimidas y necesitan sentirse capaces de tomar las riendas, las decisiones en sus propias vidas y por otro lado, los varones necesitan cambiar su propia conducta[1].


Extraña que se hable de género cuando en realidad, a lo que se refieren es al sexo.


¿Qué se cambia cuando se usa género y no sexo?


Se pueden añadir otras categorías que no caben en la diferencia de sexos. Así tenemos a las personas de un sexo particular pero con atracción activa al mismo sexo o a ambos sexos.

Se introduce un elemento supuestamente «cultural» al concepto que permite por tanto explicar la división de los géneros.

Como explica Álvaro Fernández en su artículo «Ideología de Género: Caballo cultural», en el lenguaje común hablamos de «la mesa» (femenino) o «el vaso» (masculino). Es decir, nosotros asignamos en la cultura arbitrariamente el género masculino o femenino a las cosas. Así, substituyendo el concepto de «sexo» por el de «género», se pretende que la gente elija arbitrariamente a qué género quiere pertenecer, independientemente de su sexo biológico. Cada persona puede construir libremente su género, por lo que se termina en una autoconstrucción de la sexualidad u opción sexual.[2]


De esta proposición fundamental se derivan muchas más que trataremos de aclarar.


Postulados


¿Qué propone la teoría de género?


Como se ha dicho ya, el postulado fundamental es que el género es algo construido por la cultura.
Por tanto, hay una esencial igualdad entre los géneros.

La diferencia cultural entre el hombre y la mujer ha sido usada con la finalidad de oprimir al sexo débil, colocándolo en una situación de desventaja en relación con el hombre.


Para liberarse de esta opresión es necesario que la mujer compita con el hombre -y gane- en el mundo profesional, aunque para esto abandone necesariamente su maternidad. Incluso debe lograrse una «fluidez de papeles» hasta el punto de que sean intercambiables: los hombres deben estar más en el hogar, suplir a las mujeres para que ellas salgan a trabajar, que haya «equidad» (es decir, igualdad total) en la división de papeles en el hogar.


Los géneros, incluyendo a los hombres y mujeres de tendencias sexuales diversas, son también iguales (y deben ser igualmente aceptables en la sociedad) y se asigna a su tendencia una categoría sustantiva, al punto que se habla de que esa tendencia provoca unos ciertos derechos humanos.


Reflexión crítica


Antes de hacer una reflexión crítica, deseo mencionar que según parece el término «feministas de género» fue acuñado en primer lugar por Christina Hoff Sommers[3] con el fin de distinguir el feminismo de ideología radical surgido hacia finales de ios años sesenta, del anterior movimiento feminista de «equidad». He aquí las palabras de Hoff Sommers:


El feminismo de «equidad» es sencillamente la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos. Una feminista de equidad quiere para la mujer lo que quiere para todos: tratamiento justo, ausencia de discriminación. Por el contrario, el feminismo de «género» es una ideología que pretende abarcarlo todo, según la cual la mujer está presa en un sistema patriarca! opresivo. La feminista de equidad opina que las cosas han mejorado mucho para la mujer; la feminista del «género» a menudo piensa que han empeorado. Ven señales de patriarcado por doquier y piensan que la situación se pondrá peor. Pero esto carece de base en la realidad. Las cosas nunca han estado mejores para la mujer, que hoy conforma el 55% del estudiantado universitario, mientras que la brecha salarial continúa cerrándose.


Esta teoría de género tiene muchas debilidades si se analiza críticamente:


1. Ante todo, aclaro que no se puede hablar de teoría de género, pues no hay ninguna demostración empírica de sus proposiciones. En todo caso, estamos ante una ideología de género. La ideología es una visión reduccionista de la realidad, con la que se quiere explicar todo lo que sucede. Así, la ideología marxista pretende limitar la realidad a la contraposición dialéctica de las clases sociales que explicaría la historia, la sociedad, la cultura, etc. No hay datos empíricos para soportar este postulado, sino que por el contrario, en un esfuerzo contorsionista se transforman los datos para ajustarlos a la ideología. En el caso de la ideología de género, sucede exactamente lo mismo: si los datos niegan los postulados, son los datos los que son erróneos.


2. Pero la crítica fundamental es que estamos ante una serie de manipulaciones contra las que debemos estar alerta. La primera es una evidente manipulación del lenguaje. El concepto sexo no se prestaba para introducir el elemento cultura! y todo lo que de allí se deriva. Es imposible decir que el sexo de una niña ha sido construido por la cultura. Así se usa género para decir algo parecido a sexo, manteniendo del concepto lo que conviene, pero con una apertura que permite poner unas ideas nuevas, totalmente ajenas al concepto de sexo y que sirven para los fines de la ideología. El abandonar un término para usar otro y meter con calzador un concepto en el término nuevo es una técnica de manipulación usada frecuentemente. Se hace cambiando un término por otro como en el caso que nos ocupa o usando el mismo término pero dándole un sentido nuevo. Así también por ejemplo se habla de «matrimonio» de homosexuales cuando no es matrimonio, sino en todo caso unión, y se habla de familia ajustándola «a la estructura social del momento», definiéndola como «el entorno afectivo que puede incluir la pareja, los abuelos, los hijos o los amigos»[4].


3. La segunda manipulación es que nos llevan a identificar «igual dignidad» con «igual identidad». Sabemos que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad, pero no tienen la misma identidad. No se puede hablar de igual identidad entre el hombre y la mujer (son dos sexos diversos) y sin embargo, estamos casi obligados a aceptar que el hombre y la mujer son totalmente iguales, idénticos porque se han unido los conceptos de igual dignidad y de igual identidad. Y con esto caemos en la trampa, pues negar la igual identidad nos pondría en la situación de negar la igual dignidad, y por tanto negar que tienen los mismos derechos, algo que no podemos hacer. Aquí hay una extensión de un concepto para adherirlo a los conceptos divinizados o talismanes que por la fuerza que tienen en la opinión pública estamos obligados a aceptar. Sucede lo mismo, por ejemplo, cuando queremos exigir algo para un grupo y hacemos pensar que se trata de derechos humanos inalienables propios de ese grupo.


4. Luego entra en acción la típica dialéctica de contraposición, herencia del marxismo: hay un opresor y un oprimido. Ya no se trata de una manipulación conceptual, como los otras dos, sino emocional. Se parte del supuesto de la igualdad radical y de que las diferencias son sólo culturales y de allí se manipula la pasión de las personas.[5] Si el género es una construcción cultural radicalmente independiente del sexo, el objetivo de la ideología de género será eliminar la bipolaridad sexual: «La meta no es sólo la de terminar con el privilegio masculino, sino con la distinción sexual: las diferencias genitales no tienen importancia cultural»[6].


Dado que la premisa de la ideología de género (las diferencias son sólo culturales) no se sostiene, la conclusión de que la diferencia construida culturalmente se usa para oprimir, tampoco se sostiene. Sin embargo, a las personas involucradas, en este caso las mujeres, que se sienten dañadas por reales actitudes de desprecio de los varones, se les manipula para que no usen la racionalidad sino su pasión y su deseo de revancha. Ese mismo mecanismo se usa cuando se reduce la relación entre europeos e indígenas americanos a una relación de opresor-oprimido. Independientemente de que en algunos casos haya habido verdadera opresión, reducir todo a esta contraposición produce que el interlocutor quede ya negativamente dispuesto y en cierta forma ideologizado.


5. En esta situación, viene la cuarta manipulación que es la de proponer a las mujeres la realización por la vía de la competencia contra los varones. Aquí es evidente que se cometen muchas injusticias en relación con las mujeres y se les manipula con fines oscuros y de provecho de grupos y partidos:


a. Primero porque se les pone a competir con los hombres cuando lo que se debe hacer es proponer la complementariedad. Los sexos no están contrapuestos. Es más, están hechos el uno para el otro. Y el contraponerlos es condenar a la desconfianza y recelo a la inmensa mayoría de la humanidad que vive o vivirá en pareja. Además, no sé si en esta competencia se hace justicia a las mujeres. No creo que necesariamente cada ser humano esté igualmente capacitado para todos los campos de la vida profesional. Es cierto que los estudios modernos apuntan a que las mujeres y los hombres tienen las mismas capacidades en la práctica totalidad de los campos de la vida profesional, pero pudiera darse el caso de algunos sectores para los que los varones tengan diferentes cualidades o sean más proclives que las mujeres. No es que tenga nada en contra del trabajo profesional de las mujeres, sólo que si hubiera esta diversidad, sería injusto hacia las mujeres. Me parece que todos estamos de acuerdo en que deben tener los mismos ingresos por el mismo tipo de trabajo, la misma capacitación y preparación, las mismas oportunidades, pero no veo por qué una mujer deba sentir que no se realiza si no llega al mismo puesto que un hombre en un sector particular (si se hizo una injusticia, se debe corregir la injusticia, pero la vida de la mujer no se define por vencer al varón en todos los campos). Es como si una mujer no se realizara porque no logra vencer a los hombres en una carrera de 100 metros lisos.


b. Además, por las manipulaciones la mujer termina coaccionada al punto que no puede escoger con libertad qué hacer en la vida y ya no puede mirar a la maternidad y vida familiar como un camino de realización. Un botón de muestra es el informe de Evolución de la Familia en Europa 2007, realizado por el Instituto de Política Familiar. En el año 2006 han nacido en la UE un millón de niños menos que en 1982, lo que supone una reducción del 16, 6%. España tiene la edad media de maternidad mayor de Europa (30,84 años). Estamos ante un desierto demográfico que tendrá tremendas consecuencias para nuestras sociedades. Creo, en cambio, que lo que debemos hacer es ofrecer oportunidades para que las mujeres (y también los hombres) puedan escoger con libertad lo que deseen. Así la mujer integrará su vida como mujer, madre, esposa y su vida profesional en paz y sin presiones sociales que nosotros hemos creado y que terminan verdaderamente dañando a la mujer. Esto es como la presión de las modas y modelos tan delgadas que provoca que las niñas sufran de anorexia.


6. Al incluir a las personas homosexuales en la ideología de género, se introduce un concepto un tanto extraño. Se hizo mucho esfuerzo para decirnos que la diferencia de los géneros es algo producido por la cultura, es una construcción que hace el ser humano. Sin embargo, en el caso de los homosexuales se está buscando por todos los medios demostrar que la homosexualidad no es una tendencia fruto de una disposición psicológica, sino fruto de algo genético, algo físico. De esta forma se pretende decir que uno es homosexual como es varón para que de allí se puedan exigir, más de lo que se exige ahora, los así llamados derechos de homosexuales. De hecho, ésa es su principal reivindicación política: la consecución de la igualdad legal entre la heterosexualidad y la homosexualidad y sus expresiones, herramienta según ellos imprescindible para enfrentarse a la homofobia cultural.[7] Aunque algún investigador homosexual intenta todavía demostrar lo contrario, estudiosos como Masters, Johnson y Kolodny afirman que «hoy la teoría genética de la homosexualidad está casi totalmente descartada»[8] y Karlen ya en 1971 concluía que «la realidad de los hechos demuestra cada vez más decisivamente que los genes no causan la homosexualidad»[9].


Hoy, 37 años después, sigue vigente esta afirmación. Se puede admitir la existencia de algunos factores fisiológicos que pueden predisponer a ciertas carencias sexuales, y en consecuencia a la homosexualidad, pero no de factores predeterminados contra los que la persona no pueda sobreponerse y mucho menos del «gen de la homosexualidad». Por lo demás, atribuir la homosexualidad a causas biológicas sería una «condena sin apelación» para la persona homosexual, porque le impediría confiar en la posibilidad de una modificación y bloquearía cualquier intento de crecimiento y cambio.


Ante esto, hay varios aspectos que debemos aclarar:


a) No podemos hablar de derechos de una categoría de personas. No hay derechos «humanos» privativos de minorías. Los derechos humanos son inherentes a la persona por ser persona, no por pertenecer a una clase particular. Se basan en su dignidad y se refieren a todos. Se puede hablar de alguna consideración particular porque se pertenece a una categoría más débil, pero no se trata de un derecho humano.


b) Hablar de que se conceda a esta categoría de personas la posibilidad de contraer matrimonio no corresponde, porque el matrimonio en su definición es la unión de un hombre y una mujer. Se puede hablar de unión pero no de matrimonio. No creo que debamos caer en esta manipulación, al punto que se cambie completamente el concepto del matrimonio.


c) Además, independientemente de si consideramos moral el comportamiento homosexual (sabemos que hay estados que consideran inmoral la sodomía), me pregunto: ¿debe un Estado reconocer legalmente una unión de este tipo? ¿Cuáles son los criterios para reconocer una unión de dos personas? ¿Basta el deseo de las personas? Yo no soy jurista, pero creo que lo personal no se debe hacer político y el Estado debe atender las instituciones jurídicas con alguna incidencia en el bien común. En el caso de una unión de homosexuales, no veo cómo se construya el bien común pues no aporta nada a la sociedad el que dos personas homosexuales vivan juntas ya que no es una unión fecunda. Entiendo que el Estado pueda establecer acuerdos civiles y ventajas fiscales para algunos tipos de uniones que sirven a la sociedad en que vivimos, pero no por motivo de la tendencia homosexual. Ciertamente el Estado crea marcos jurídicos para la protección del bien privado individual por medio de contratos que regulan el intercambio de bienes, sin embargo, tampoco en este caso, veo cómo se pueda someter como materia sustantiva del contrato la relación homosexual.


d) Incluso sería menos procedente el que puedan adoptar niños, pues antes de preguntarse si deben recibir niños como padres o tutores, debemos pensar en los niños, pues no conocemos qué sucede con la psicología y desarrollo del niño en una situación de este tipo y nadie puede hacer una experimentación que puede trastornar la vida a un ser indefenso.


Objetivos. ¿Qué se ha buscado con esto?


Está claro que estamos ante una seguidilla de manipulaciones y uno no puede no preguntarse cuál es el objetivo de este proceso en el que nos han metido. Si estuviéramos en un juicio, cualquier juez se preguntaría quién se beneficia con esto.


Vemos que no se benefician las mujeres: ya dijimos que se les coacciona y obliga a desnaturalizarse cuando en realidad lo que debemos hacer es promoverlas y ayudarlas a escoger con libertad la vida que quieren vivir, valorando para ellas y para la sociedad tanto su trabajo profesional como la vida matrimonial, el cuidado de los hijos, etc., cada uno en su justa medida, como se debe hacer también con los varones, de forma que también ellos tomen su responsabilidad en el hogar.[10] Por otro lado, se trastoca todo el orden natural y se hace pensar a las mujeres que su igual dignidad con los varones está no en su ser persona humana, sino en sus habilidades o en el papel que juega su género.


No se benefician los niños porque evidentemente al valorar que lo único que realiza a los hombres y a las mujeres es el trabajo profesional, se logra sacar del hogar a los padres dejando a los niños desprotegidos. Uno de cada tres niños en Europa nace fuera del matrimonio[11] y en Inglaterra uno de cada cuatro niños crece sin un padre.[12] Hay ya muchos estudios que demuestran que los niños se desarrollan más y mejor, con más estabilidad emocional cuando disponen de una cierta presencia de los padres en el hogar.[13] No se benefician tampoco cuando se permite a los homosexuales adoptar niños. El catedrático de Psiquiatría de la Universidad Complutense, Enrique Rojas, afirma que un núcleo familiar con dos padres o dos madres es, a su juicio, claramente perjudicial para el desarrollo personal del menor: «Puede dar lugar a que crezcan niños con una personalidad endeble y con la ausencia de dos patrones de referencia fundamentales». Por ello, Rojas incide en que «es imposible» una educación completa en un ambiente homosexual ya que es «antinatural condenar al niño a una educación privada de padre o madre»[14].


No se benefician los homosexuales porque se les mantiene engañados y viviendo en una ilusión vacía y sin fecundidad, en lugar de resolver la situación en la que viven. La homosexualidad, dicen algunos psicólogos que no están sometidos a lo políticamente correcto, es una disfunción psicológica.[15]


No se beneficia la sociedad porque se daña el concepto de familia, de matrimonio, se promueve el descuido de los hijos, etc. Por ejemplo, en España hubo en el 2006 unos 210.132 matrimonios y 145.919 matrimonios rotos -entre divorcios, separaciones y matrimonios declarados nulos[16]-.


La situación social actual -ambos padres trabajando en horarios que no prestan atención a la familia o a los hijos- ha creado la necesidad de recurrir a instituciones del Estado para cuidar de los infantes. El que regímenes como el de los nazis y el de los comunistas de Rusia y China hayan sacado a los niños de la familia para cuidarlos y educarlos en instituciones del Estado nos da que pensar. No debe ser algo bueno. Es un hecho comprobado que la desatención de los padres de familia suele crear en los hijos personalidades débiles, incapaces de pensamiento crítico, sujetos siempre a la moda imperante y con temor de enfrentar el status quo, y reducidas a una máquina de consumo. Esto sin duda es algo cómodo para algunos grupos que quieren adquirir y mantener el poder político por generaciones y sería ya suficientemente malo de por sí, pero además, es el preludio para manipulaciones de gran envergadura como las que experimentamos en el siglo XX.


El que se esté buscando conseguir un control político es algo que no podemos negar fácilmente. Basta ver el uso que han dado recientemente a estas ideas algunos políticos y cómo hacen leva sobre las mujeres, sobre los homosexuales, etc., para obtener el poder. Si éste es un objetivo de todas estas manipulaciones, es en realidad una nueva opresión y dictadura; más sutil que las anteriores, pero a fin de cuentas una dictadura. Estamos ante la reivindicación más clara de Gramsci y su estrategia para la obtención del poder.


Si en cambio, lo que se busca obtener son ventajas financieras al poder colocar más productos para homosexuales, el hacer de la mujer una consumidora activa de nuevos productos, etc. estamos realmente ante una bajeza sin nombre.


Si por último, lo que se busca es cambiar la cultura por motivos ideológicos, porque se piensa que esto es lo correcto y porque hemos vivido siglos engañados debido a lo reaccionario de la Iglesia y sus postulados, estamos ante un experimento de ingeniería social que puede tener tremendas y nefastas consecuencias ante el que debemos estar todos alerta y oponernos decidida e inteligentemente.


La ideología de género debe ser completamente rechazada pues nace basada en una serie de equívocos y manipulaciones, y con unos objetivos tan poco claros como éticos y aceptables. Debemos, en cambio, proponer el verdadero feminismo de la diferencia tan propugnado por Juan Pablo II con el fin de hacer nuestra sociedad más humana; debemos ayudar a las personas con tendencias homosexuales con nuestra comprensión, respeto y caridad a entrar dentro de ellos mismos y superar cualquier dificultad que tengan; debemos ayudar al matrimonio y a la familia, instituciones que están bajo tanto ataque, para que puedan seguir siendo la base de la sociedad y el lugar donde las nuevas generaciones aprenden a construir sociedades justas basadas en el esfuerzo, la responsabilidad, la generosidad y la caridad cristiana; y por último debemos ser astutos para damos cuenta que hoy por hoy hay muchas fuerzas que quieren transformar nuestra cultura, por lo que debemos contraponer acciones concertadas e inteligentes que nos lleven a solidificar una cultura basada en los auténticos valores y principios cristianos y humanos, la más alta síntesis del espíritu europeo.


Recuerden que esta cultura cristiana fue la gran aportación que España, en su momento de máximo esplendor, ofreció al mundo.


Me pregunto, ¿qué aportará la España de hoy? Con lo que he dicho, creo que a todos nos quedan claros los retos y la tarea.


Luis Garza Medina

Ingeniero industrial por la Universidad de Stanford, en California.

Doctor en Derecho Canónico por la Universidad Gregoriana.

Licenciado en Filosofía y en Teología.

Consultor de la Congregación para el Clero.




[1] Cf. UNITED NATIONS. Office of dic Special Adviser on Gender Issues and Aclvancement of Women. Gender Mainstreami.vg - An overview. New York, 2001.


[2] Alvaro Fernández, «Ideología de género: caballo cultural». Véase también el libro de Lucia Albino Gilbert Two careers, onefamzly: thepromise of gender inequality, Sage Publications, 1993, en el que sostiene que la historia ha demostrado que las mujeres han sido oprimidas y que la teoría de género postula que las diferencias entre hombre y mujer están determinadas sólo culturalmente, por lo que para acabar con la opresión se debe acabar con esas diferencias culturales.


[3] En el libro Who Stole Feminism?


[4] Conclusiones del XV Encuentro Nacional de Mujeres Autoconvocadas, Paraná 2000.


[5] Para mayor información, véase artículo de la doctora Jutta Burggraf, profesora en la Universidad de Navarra, España, «Perspectiva de género: sus peligros y alcances». Revista Arbil.

[6] S. Firestone, The dsalectic of sex, Bantam Books, Nueva York, 1970, p. 12.


[7] Beatriz Gimeno, presidenta de la FELFGT (Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales), Discurso Inaugural del 3° Congreso de la Federación, Madrid, 20 de mayo 2005.


[8] 8 W. Masters, V. Johnson, R. Kolodny, Human sexualzty, Little, Brown, Boston, 1985, p. 411.

[9] A. Karlen, Sexuality and homosexuality: a new view, W. W. Norton, Nueva York, 1971, p. 337.


[10] Una investigadora demostró que la mayoría de las madres de niños menores de 18 meses preferirían sólo ser madres y no tener que trabajar fuera del hogar y que 4 de cada 3 madres se sentían presionadas de volver al trabajo después de dar a luz a los bebés: Maher, Bridget (ed.), The Family Portrait: a Compilation of Data, Research and PblIc Opinio on the Family, Family Research Council, Washington D. C., 2002.


[11] Informe Evolución Familia Europea 2007.


[12] Sunday Telegraph, 15 de abril de 2007.


[13] Un volumen de ensayo publicado hace poco recoge un impresionante arsenal de evidencias de eruditos de primer orden que defienden el matrimonio y sostienen que sirve al bien común. The Meaning of Marriage: Family, State, Market, and Morais (Spence Publishing) ha sido editado por Robert P. George yjean Bethke Elshtain, profesores de la Universidad de Princeton y de la Universidad de Chicago, respectivamente.


[14] 11 de junio de 2005.


[15] Algunas investigaciones psicológicas demuestran que los homosexuales tienden a sufrir en promedio más problemas psicológicos que el resto de la población, así como es mayor que el promedio la incidencia de tendencias suicidas y de automutilación, y hay mayor propensión al abuso de drogas. King, M., & Nazaretb, 1., «The health of people classified as lesbians, gay and bisexual attending family practitioners in London: a controlled study», BMC Public Health, 6,2006, p. 127. King, M., McKeownn, E., Warner, J., Angus, R., Johnson, K., cort, C., Wright, L., Blizard, R., & Davidson, O., «Mental health and quality of life of gay men and lesbians in England and Wales: Controlled cross-sectional study», BritishJournalofPsychiatry, 183, 2003, pp. 552-558. Cochran, S. D., Sullivan, J. G., & Mays, V. M., «Prevalence of Mental Disorders, Psychological Distress, and Mental Health Services Use Among Lesbian, Gay and Bisexual Adults in the United States», Joarnal of Consulting and Clinical Psychology, 71,2003, pp. 53-61. Cochran, S. D., & Mays, V. M., «Lifetime prevalence of suicidal symptoms and affective disorders among men reporting same-sex sexual partners: Results from the NHANES III», American Joarnal of Public Health, 2000, pp. 573-578.

[16] Agencia de noticias Zenit, 2 de diciembre de 2007

viernes, 6 de agosto de 2010

Consideraciones acerca de los proyectos de reconocimiento legal de las uniones entre personas homosexuales

  CONGREGACIÓN PARA LA DOCTRINA DE LA FE



INTRODUCCIÓN
1. Recientemente, el Santo Padre Juan Pablo II y los Dicasterios competentes de la Santa Sede (1) han tratado en distintas ocasiones cuestiones concernientes a la homosexualidad. Se trata, en efecto, de un fenómeno moral y social inquietante, incluso en aquellos Países donde no es relevante desde el punto de vista del ordenamiento jurídico. Pero se hace más preocupante en los Países en los que ya se ha concedido o se tiene la intención de conceder reconocimiento legal a las uniones homosexuales, que, en algunos casos, incluye también la habilitación para la adopción de hijos. Las presentes Consideraciones no contienen nuevos elementos doctrinales, sino que pretenden recordar los puntos esenciales inherentes al problema y presentar algunas argumentaciones de carácter racional, útiles para la elaboración de pronunciamientos más específicos por parte de los Obispos, según las situaciones particulares en las diferentes regiones del mundo, para proteger y promover la dignidad del matrimonio, fundamento de la familia, y la solidez de la sociedad, de la cual esta institución es parte constitutiva. Las presentes Consideraciones tienen también como fin iluminar la actividad de los políticos católicos, a quienes se indican las líneas de conducta coherentes con la conciencia cristiana para cuando se encuentren ante proyectos de ley concernientes a este problema.(2) Puesto que es una materia que atañe a la ley moral natural, las siguientes Consideraciones se proponen no solamente a los creyentes sino también a todas las personas comprometidas en la promoción y la defensa del bien común de la sociedad.

I. NATURALEZA Y CARACTERÍSTICAS
IRRENUNCIABLES DEL MATRIMONIO
2. La enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la complementariedad de los sexos repropone una verdad puesta en evidencia por la recta razón y reconocida como tal por todas las grandes culturas del mundo. El matrimonio no es una unión cualquiera entre personas humanas. Ha sido fundado por el Creador, que lo ha dotado de una naturaleza propia, propiedades esenciales y finalidades.(3) Ninguna ideología puede cancelar del espíritu humano la certeza de que el matrimonio en realidad existe únicamente entre dos personas de sexo opuesto, que por medio de la recíproca donación personal, propia y exclusiva de ellos, tienden a la comunión de sus personas. Así se perfeccionan mutuamente para colaborar con Dios en la generación y educación de nuevas vidas.
3. La verdad natural sobre el matrimonio ha sido confirmada por la Revelación contenida en las narraciones bíblicas de la creación, expresión también de la sabiduría humana originaria, en la que se deja escuchar la voz de la naturaleza misma. Según el libro del Génesis, tres son los datos fundamentales del designo del Creador sobre el matrimonio.
En primer lugar, el hombre, imagen de Dios, ha sido creado «  varón y hembra  » (Gn 1, 27). El hombre y la mujer son iguales en cuanto personas y complementarios en cuanto varón y hembra. Por un lado, la sexualidad forma parte de la esfera biológica y, por el otro, ha sido elevada en la criatura humana a un nuevo nivel, personal, donde se unen cuerpo y espíritu.
El matrimonio, además, ha sido instituido por el Creador como una forma de vida en la que se realiza aquella comunión de personas que implica el ejercicio de la facultad sexual. «  Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y se harán una sola carne  » (Gn 2, 24).
En fin, Dios ha querido donar a la unión del hombre y la mujer una participación especial en su obra creadora. Por eso ha bendecido al hombre y la mujer con las palabras: «  Sed fecundos y multiplicaos  » (Gn 1, 28). En el designio del Creador complementariedad de los sexos y fecundidad pertenecen, por lo tanto, a la naturaleza misma de la institución del matrimonio.
Además, la unión matrimonial entre el hombre y la mujer ha sido elevada por Cristo a la dignidad de sacramento. La Iglesia enseña que el matrimonio cristiano es signo eficaz de la alianza entre Cristo y la Iglesia (cf. Ef 5, 32). Este significado cristiano del matrimonio, lejos de disminuir el valor profundamente humano de la unión matrimonial entre el hombre la mujer, lo confirma y refuerza (cf. Mt 19, 3-12; Mc 10, 6-9).
4. No existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia. El matrimonio es santo, mientras que las relaciones homosexuales contrastan con la ley moral natural. Los actos homosexuales, en efecto, «  cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso  ».(4)
En la Sagrada Escritura las relaciones homosexuales «  están condenadas como graves depravaciones... (cf. Rm 1, 24-27; 1 Cor 6, 10; 1 Tim 1, 10). Este juicio de la Escritura no permite concluir que todos los que padecen esta anomalía sean personalmente responsables de ella; pero atestigua que los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados  ».(5) El mismo juicio moral se encuentra en muchos escritores eclesiásticos de los primeros siglos,(6) y ha sido unánimemente aceptado por la Tradición católica.
Sin embargo, según la enseñanza de la Iglesia, los hombres y mujeres con tendencias homosexuales «  deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta  ».(7) Tales personas están llamadas, como los demás cristianos, a vivir la castidad.(8) Pero la inclinación homosexual es «  objetivamente desordenada  »,(9) y las prácticas homosexuales «  son pecados gravemente contrarios a la castidad  ».(10)

II. ACTITUDES ANTE EL PROBLEMA
DE LAS UNIONES HOMOSEXUALES
5. Con respecto al fenómeno actual de las uniones homosexuales, las autoridades civiles asumen actitudes diferentes: A veces se limitan a la tolerancia del fenómeno; en otras ocasiones promueven el reconocimiento legal de tales uniones, con el pretexto de evitar, en relación a algunos derechos, la discriminación de quien convive con una persona del mismo sexo; en algunos casos favorecen incluso la equivalencia legal de las uniones homosexuales al matrimonio propiamente dicho, sin excluir el reconocimiento de la capacidad jurídica a la adopción de hijos.
Allí donde el Estado asume una actitud de tolerancia de hecho, sin implicar la existencia de una ley que explícitamente conceda un reconocimiento legal a tales formas de vida, es necesario discernir correctamente los diversos aspectos del problema. La conciencia moral exige ser testigo, en toda ocasión, de la verdad moral integral, a la cual se oponen tanto la aprobación de las relaciones homosexuales como la injusta discriminación de las personas homosexuales. Por eso, es útil hacer intervenciones discretas y prudentes, cuyo contenido podría ser, por ejemplo, el siguiente: Desenmascarar el uso instrumental o ideológico que se puede hacer de esa tolerancia; afirmar claramente el carácter inmoral de este tipo de uniones; recordar al Estado la necesidad de contener el fenómeno dentro de límites que no pongan en peligro el tejido de la moralidad pública y, sobre todo, que no expongan a las nuevas generaciones a una concepción errónea de la sexualidad y del matrimonio, que las dejaría indefensas y contribuiría, además, a la difusión del fenómeno mismo. A quienes, a partir de esta tolerancia, quieren proceder a la legitimación de derechos específicos para las personas homosexuales conviventes, es necesario recordar que la tolerancia del mal es muy diferente a su aprobación o legalización.
Ante el reconocimiento legal de las uniones homosexuales, o la equiparación legal de éstas al matrimonio con acceso a los derechos propios del mismo, es necesario oponerse en forma clara e incisiva. Hay que abstenerse de cualquier tipo de cooperación formal a la promulgación o aplicación de leyes tan gravemente injustas, y asimismo, en cuanto sea posible, de la cooperación material en el plano aplicativo. En esta materia cada cual puede reivindicar el derecho a la objeción de conciencia.

III. ARGUMENTACIONES RACIONALES
CONTRA EL RECONOCIMIENTO LEGAL
DE LAS UNIONES HOMOSEXUALES
6. La comprensión de los motivos que inspiran la necesidad de oponerse a las instancias que buscan la legalización de las uniones homosexuales requiere algunas consideraciones éticas específicas, que son de diferentes órdenes.
De orden racional
La función de la ley civil es ciertamente más limitada que la de la ley moral,(11) pero aquélla no puede entrar en contradicción con la recta razón sin perder la fuerza de obligar en conciencia.(12) Toda ley propuesta por los hombres tiene razón de ley en cuanto es conforme con la ley moral natural, reconocida por la recta razón, y respeta los derechos inalienables de cada persona.(13) Las legislaciones favorables a las uniones homosexuales son contrarias a la recta razón porque confieren garantías jurídicas análogas a las de la institución matrimonial a la unión entre personas del mismo sexo. Considerando los valores en juego, el Estado no puede legalizar estas uniones sin faltar al deber de promover y tutelar una institución esencial para el bien común como es el matrimonio.
Se podría preguntar cómo puede contrariar al bien común una ley que no impone ningún comportamiento en particular, sino que se limita a hacer legal una realidad de hecho que no implica, aparentemente, una injusticia hacia nadie. En este sentido es necesario reflexionar ante todo sobre la diferencia entre comportamiento homosexual como fenómeno privado y el mismo como comportamiento público, legalmente previsto, aprobado y convertido en una de las instituciones del ordenamiento jurídico. El segundo fenómeno no sólo es más grave sino también de alcance más vasto y profundo, pues podría comportar modificaciones contrarias al bien común de toda la organización social. Las leyes civiles son principios estructurantes de la vida del hombre en sociedad, para bien o para mal. Ellas «  desempeñan un papel muy importante y a veces determinante en la promoción de una mentalidad y de unas costumbres  ».(14) Las formas de vida y los modelos en ellas expresados no solamente configuran externamente la vida social, sino que tienden a modificar en las nuevas generaciones la comprensión y la valoración de los comportamientos. La legalización de las uniones homosexuales estaría destinada por lo tanto a causar el obscurecimiento de la percepción de algunos valores morales fundamentales y la desvalorización de la institución matrimonial.
De orden biológico y antropológico
7. En las uniones homosexuales están completamente ausentes los elementos biológicos y antropológicos del matrimonio y de la familia que podrían fundar razonablemente el reconocimiento legal de tales uniones. Éstas no están en condiciones de asegurar adecuadamente la procreación y la supervivencia de la especie humana. El recurrir eventualmente a los medios puestos a disposición por los recientes descubrimientos en el campo de la fecundación artificial, además de implicar graves faltas de respeto a la dignidad humana,(15) no cambiaría en absoluto su carácter inadecuado.
En las uniones homosexuales está además completamente ausente la dimensión conyugal, que representa la forma humana y ordenada de las relaciones sexuales. Éstas, en efecto, son humanas cuando y en cuanto expresan y promueven la ayuda mutua de los sexos en el matrimonio y quedan abiertas a la transmisión de la vida.
Como demuestra la experiencia, la ausencia de la bipolaridad sexual crea obstáculos al desarrollo normal de los niños eventualmente integrados en estas uniones. A éstos les falta la experiencia de la maternidad o de la paternidad. La integración de niños en las uniones homosexuales a través de la adopción significa someterlos de hecho a violencias de distintos órdenes, aprovechándose de la débil condición de los pequeños, para introducirlos en ambientes que no favorecen su pleno desarrollo humano. Ciertamente tal práctica sería gravemente inmoral y se pondría en abierta contradicción con el principio, reconocido también por la Convención Internacional de la ONU sobre los Derechos del Niño, según el cual el interés superior que en todo caso hay que proteger es el del infante, la parte más débil e indefensa.
De orden social
8. La sociedad debe su supervivencia a la familia fundada sobre el matrimonio. La consecuencia inevitable del reconocimiento legal de las uniones homosexuales es la redefinición del matrimonio, que se convierte en una institución que, en su esencia legalmente reconocida, pierde la referencia esencial a los factores ligados a la heterosexualidad, tales como la tarea procreativa y educativa. Si desde el punto de vista legal, el casamiento entre dos personas de sexo diferente fuese sólo considerado como uno de los matrimonios posibles, el concepto de matrimonio sufriría un cambio radical, con grave detrimento del bien común. Poniendo la unión homosexual en un plano jurídico análogo al del matrimonio o la familia, el Estado actúa arbitrariamente y entra en contradicción con sus propios deberes.
Para sostener la legalización de las uniones homosexuales no puede invocarse el principio del respeto y la no discriminación de las personas. Distinguir entre personas o negarle a alguien un reconocimiento legal o un servicio social es efectivamente inaceptable sólo si se opone a la justicia.(16) No atribuir el estatus social y jurídico de matrimonio a formas de vida que no son ni pueden ser matrimoniales no se opone a la justicia, sino que, por el contrario, es requerido por ésta.
Tampoco el principio de la justa autonomía personal puede ser razonablemente invocado. Una cosa es que cada ciudadano pueda desarrollar libremente actividades de su interés y que tales actividades entren genéricamente en los derechos civiles comunes de libertad, y otra muy diferente es que actividades que no representan una contribución significativa o positiva para el desarrollo de la persona y de la sociedad puedan recibir del estado un reconocimiento legal específico y cualificado. Las uniones homosexuales no cumplen ni siquiera en sentido analógico remoto las tareas por las cuales el matrimonio y la familia merecen un reconocimiento específico y cualificado. Por el contrario, hay suficientes razones para afirmar que tales uniones son nocivas para el recto desarrollo de la sociedad humana, sobre todo si aumentase su incidencia efectiva en el tejido social.
De orden jurídico
9. Dado que las parejas matrimoniales cumplen el papel de garantizar el orden de la procreación y son por lo tanto de eminente interés público, el derecho civil les confiere un reconocimiento institucional. Las uniones homosexuales, por el contrario, no exigen una específica atención por parte del ordenamiento jurídico, porque no cumplen dicho papel para el bien común.
Es falso el argumento según el cual la legalización de las uniones homosexuales sería necesaria para evitar que los convivientes, por el simple hecho de su convivencia homosexual, pierdan el efectivo reconocimiento de los derechos comunes que tienen en cuanto personas y ciudadanos. En realidad, como todos los ciudadanos, también ellos, gracias a su autonomía privada, pueden siempre recurrir al derecho común para obtener la tutela de situaciones jurídicas de interés recíproco. Por el contrario, constituye una grave injusticia sacrificar el bien común y el derecho de la familia con el fin de obtener bienes que pueden y deben ser garantizados por vías que no dañen a la generalidad del cuerpo social.(17)

IV. COMPORTAMIENTO
DE LOS POLÍTICOS CATÓLICOS
ANTE LEGISLACIONES FAVORABLES
A LAS UNIONES HOMOSEXUALES
10. Si todos los fieles están obligados a oponerse al reconocimiento legal de las uniones homosexuales, los políticos católicos lo están en modo especial, según la responsabilidad que les es propia. Ante proyectos de ley a favor de las uniones homosexuales se deben tener en cuenta las siguientes indicaciones éticas.
En el caso de que en una Asamblea legislativa se proponga por primera vez un proyecto de ley a favor de la legalización de las uniones homosexuales, el parlamentario católico tiene el deber moral de expresar clara y públicamente su desacuerdo y votar contra el proyecto de ley. Conceder el sufragio del propio voto a un texto legislativo tan nocivo del bien común de la sociedad es un acto gravemente inmoral.
En caso de que el parlamentario católico se encuentre en presencia de una ley ya en vigor favorable a las uniones homosexuales, debe oponerse a ella por los medios que le sean posibles, dejando pública constancia de su desacuerdo; se trata de cumplir con el deber de dar testimonio de la verdad. Si no fuese posible abrogar completamente una ley de este tipo, el parlamentario católico, recordando las indicaciones dadas en la Encíclica Evangelium Vitæ, «  puede lícitamente ofrecer su apoyo a propuestas encaminadas a limitar los daños de esa ley y disminuir así los efectos negativos en el ámbito de la cultura y de la moralidad pública  », con la condición de que sea «  clara y notoria a todos  » su «  personal absoluta oposición  » a leyes semejantes y se haya evitado el peligro de escándalo.(18) Eso no significa que en esta materia una ley más restrictiva pueda ser considerada como una ley justa o siquiera aceptable; se trata de una tentativa legítima, impulsada por el deber moral, de abrogar al menos parcialmente una ley injusta cuando la abrogación total no es por el momento posible.

CONCLUSIÓN
11. La Iglesia enseña que el respeto hacia las personas homosexuales no puede en modo alguno llevar a la aprobación del comportamiento homosexual ni a la legalización de las uniones homosexuales. El bien común exige que las leyes reconozcan, favorezcan y protejan la unión matrimonial como base de la familia, célula primaria de la sociedad. Reconocer legalmente las uniones homosexuales o equipararlas al matrimonio, significaría no solamente aprobar un comportamiento desviado y convertirlo en un modelo para la sociedad actual, sino también ofuscar valores fundamentales que pertenecen al patrimonio común de la humanidad. La Iglesia no puede dejar de defender tales valores, para el bien de los hombres y de toda la sociedad.
El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en la audiencia concedida al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 28 de marzo de 2003, ha aprobado las presentes Consideraciones, decididas en la Sesión Ordinaria de la misma, y ha ordenado su publicación.
Dado en Roma, en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el 3 de junio de 2003, memoria de San Carlos Lwanga y Compañeros, mártires.
Joseph Card. Ratzinger
Prefecto
Angelo Amato, S.D.B.
Arzobispo titular de Sila
Secretario



(1) Cf. Juan Pablo II, Alocución con ocasión del rezo del Angelus, 20 de febrero de 1994 y 19 de junio de 1994; Discurso a los participantes en la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo para la Familia, 24 de marzo de 1999; Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 2357-2359, 2396; Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Persona humana, 29 de diciembre de 1975, n. 8; Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986; Algunas consideraciones concernientes a la Respuesta a propuestas de ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales, 24 de julio de 1992; Pontificio Consejo para la Familia, Carta a los Presidentes de las Conferencias Episcopales de Europa sobre la resolución del Parlamento Europeo en relación a las parejas de homosexuales, 25 de marzo de 1994; Familia, matrimonio y «  uniones de hecho  », 26 de julio de 2000, n. 23.
(2) Cf. Congregación para la Doctrina de la Fe, Nota doctrinal sobre algunas cuestiones relativas al compromiso y la conducta de los católicos en la vida política, 24 de noviembre de 2002, n. 4.
(3) Cf. Concilio Vaticano II, Constitución pastoral Gaudium et spes, n. 48.
(4) Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2357.
(5) Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración Persona humana, 29 de diciembre de 1975, n. 8.
(6) Cf. por ejemplo S. Policarpo, Carta a los Filipenses, V, 3; S. Justino, Primera Apología, 27, 1-4; Atenágoras, Súplica por los cristianos, 34.
(7) Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2358; Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986, n. 12.
(8) Cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2359; Congregación para la Doctrina de la Fe, Carta sobre la atención pastoral a las personas homosexuales, 1 de octubre de 1986, n. 12.
(9) Catecismo de la Iglesia Católica, n. 2358.
(10) Cf. Ibid., n. 2396.
(11) Cf. Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium vitæ, 25 de marzo de 1995, n. 71.
(12) Cf. ibid., n. 72.
(13) Cf. Sto. Tomás de Aquino, Summa Theologiæ, I-II, p. 95, a. 2.
(14) Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium vitæ, 25 de marzo de 1995, n. 90.
(15) Congregación para la Doctrina de la Fe, Instrucción Donum vitæ, 22 de febrero de 1987, II. A. 1-3.
(16) Cf. Sto. Tomás de Aquino, Summa Theologiæ, II-II, p. 63, a.1, c.
(17) No hay que olvidar que subsiste siempre «  el peligro de que una legislación que haga de la homosexualidad una base para poseer derechos pueda estimular de hecho a una persona con tendencia homosexual a declarar su homosexualidad, o incluso a buscar un partner con el objeto de aprovecharse de las disposiciones de la ley  » (Congregación para la Doctrina de la Fe, Algunas consideraciones concernientes a la Respuesta a propuestas de ley sobre la no discriminación de las personas homosexuales, 24 de julio de 1992, n. 14).
(18) Juan Pablo II, Carta Encíclica Evangelium vitæ, 25 de marzo de 1995, n. 73.


lunes, 2 de agosto de 2010

Cristianos son los más perseguidos en el mundo, denuncia autoridad vaticana

ROMA, 31 Jul. 10 / 04:03 pm (ACI)

El Secretario del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, Mons. Mario Toso, denunció ante la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) que los cristianos se han convertido en el grupo religioso más perseguido en el mundo.

Mons. Toso presidió la delegación de la Santa Sede que hace unos días participó en la Conferencia sobre la tolerancia y la no discriminación, organizada por la OSCE, una organización conformada por 56 Estados participantes, de Europa, Asia Central y América del Norte (Canadá y Estados Unidos). En el encuentro se prestó particular atención a la discriminación contra los cristianos y miembros de otras religiones.

"Con el crecimiento de la intolerancia religiosa en el mundo, está ampliamente documentado que los cristianos son el grupo religioso más discriminado", alertó.

"Más de 200 millones de ellos, pertenecientes a confesiones diferentes, se hallan en situaciones de dificultad a causa de instituciones y contextos legales y culturales que los discriminan", añadió.

Ante todo dejó claro que los cristianos no sólo son discriminados donde son minoría, sino que además se comprobó que en ocasiones sus derechos fundamentales son cercenados incluso cuando son mayoría.

Incluso en la OSCE, afirmó Mons. Toso, en algunos países se dan todavía "leyes intolerantes y discriminantes" contra creyentes. "Se dan episodios repetidos de violencia incluso asesinatos de cristianos".

"Persisten restricciones irrazonables contra la libertad de opción y de adhesión a una confesión y a la respectiva comunidad religiosa, así como contra la importación y distribución de material religioso", denunció.

"Se dan, además, ilegítimas interferencias en su autonomía organizativa, y se ejercen indebidas presiones sobre personas que trabajan en la administración pública, obstaculizando su libertad de expresión según su conciencia".

"Con frecuencia, la educación cívica tiene lugar sin el debido respeto de la identidad y la fe de los creyentes. Se registran, además, signos claros de oposición al reconocimiento del papel público de la religión", constató.

Por este motivo, subrayó el Prelado, "la Santa Sede está convencida de que la comunidad internacional debería luchar contra la intolerancia y la discriminación de los cristianos con la misma determinación con la que lucha o lucharía contra el odio contra todas las comunidades religiosas".

Por otra parte, señaló, "los medios de comunicación tampoco quedan exentos de actitudes de intolerancia y, en algunos casos, de denigración contra los cristianos y los creyentes en general".

"Un auténtico pluralismo en los medios de comunicación exige una correcta información sobre las diferentes realidades religiosas, así como la libertad de acceso a los medios para las mismas comunidades religiosas".

En el respeto de la libertad de pensamiento y de expresión, pidió adoptar "mecanismos e instrumentos contra la manipulación de los contenidos y símbolos religiosos, así como contra las manifestaciones de intolerancia y de odio contra los cristianos y todos los creyentes".

El representante vaticano felicitó a la OSCE por haberse convertido en una de las instituciones internacionales pioneras en la defensa de la libertad religiosa.