viernes, 27 de marzo de 2015

25 Secretos que Jesús Reveló a Sor Faustina Kowalska para combatir la Guerra Espiritual

Jesús comenzó las instrucciones diciendo,
“mi hija, quiero enseñarte acerca de la guerra espiritual”

1 – Nunca confíes en ti misma, sino abandónate totalmente a Mi voluntad

La confianza es un arma espiritual. La confianza es parte del escudo de la fe que San Pablo menciona en el capítulo 6 de Efesios: la armadura de Dios. El abandono a la voluntad de Dios es un acto de confianza; la fe en acción disipa los malos espíritus.

2 – En la desolación, la oscuridad y varias dudas, recurre a Mí y a tu director espiritual, él siempre te escuchará en mi nombre

En tiempos de la guerra espiritual, inmediatamente ora a Jesús. Invoca Su Santo Nombre que es temido en el inframundo. Trae las tinieblas a la luz diciéndoselo a un director espiritual o confesor y sigue sus instrucciones.

3 – No negocies con cualquier tentación; enciérrate inmediatamente en Mi Corazón

En el Jardín del Edén, Eva negoció con el diablo y perdió. Tenemos recurrir al refugio del Sagrado Corazón. Recurriendo a Cristo, le damos la espalda a lo demoníaco.

4 – En la primera oportunidad, revela la tentación al confesor

Una buena confesión, un buen confesor, y un buen penitente son una receta para la victoria sobre la tentación y la opresión demoníaca.


sábado, 21 de marzo de 2015

Siete hábitos diarios para las personas que deseen ser Santas


Quiero remarcar varios puntos antes de examinar los hábitos:


Primero; recuerda que el crecimiento en estos hábitos diarios son como una dieta o un programa de ejercicio físico, es un trabajo de proceso gradual. No esperes incorporar los siete o aún dos o tres de ellos en tu agenda diaria inmediatamente. No puedes correr una carrera de cinco kilómetros si antes no te has entrenado. Tampoco puedes tocar a Liszt a la tercera clase de piano. Esta prisa te invita al fracaso, y Dios quiera que tengas éxito tanto en tu ritmo como en el Suyo. Debes trabajar cercanamente con tu director espiritual y gradualmente incorporar los hábitos a tu vida en el período de tiempo que corresponda a tu particular situación. Puede ser el caso que por las circunstancias de tu vida se requiera la modificación de los siete hábitos. 


Segundo; al mismo tiempo tu debes hacer el firme propósito, con la ayuda del Espíritu Santo y tus especiales intercesores, para hacer de ellos la prioridad de tu vida - más importante que comer, dormir, trabajar y descansar-. Quiero aclararte que estos hábitos no se pueden adquirir a las corridas. Ese no es el modo como nosotros queremos tratar a los que amamos. Ellos deben hacerse cuando estemos más atentos durante el día en un lugar en silencio y sin distracciones; donde sea fácil ponerse en presencia de Dios y estar con Él. Después de todo, ¿no es más importante nuestra vida eterna que nuestra vida temporal? Todo esto redundará al momento de nuestro juicio como una cuenta de amor a Dios en nuestro corazón.


Tercero; quiero dejar en claro que vivir los hábitos no es pérdida de tiempo. No estás perdiendo el tiempo, en realidad lo ganas. Nunca conocerás una persona que viva todos ellos diariamente que sea menos productiva como trabajador o peor esposo o que tenga menos tiempo para sus amigos o no pueda cultivar su vida intelectual. Todo lo contrario, Dios siempre recompensa a los que lo ponen a El primero. Nuestro Señor multiplicará asombrosamente tu tiempo como multiplicó los panes y los peces y dio de comer a la multitud hasta saciarse. Puedes estar seguro de que el papa Juan Pablo II, la Madre Teresa o San Maximiliano Kolbe rezan o han rezado mucho más que la hora y media que se sugiere en estos hábitos repartidos a lo largo del día.