- Señal de la cruz: Es el signo de Cristo. Los niños deben aprender a hacerla desde pequeños; al comienzo con la ayuda de los papás. No es tan importante si “está bien hecha” sino que internalicen que es un gesto que nos pone en la presencia de Dios, nos inicia en el misterio cristiano. Se hace lenta, ampliamente, con esmero y en actitud profunda de oración.
Fuente de la imagen: jugandomeacercoamaria.blogspot.com
- Arrodillarse: ante la grandeza y la santidad de Dios, la persona se arrodilla para expresar su pequeñez, su humildad , su alabanza al Dios que le ama y le dio la vida. El hecho de arrodillarse indica que el corazón se inclina con profundo respeto ante Dios. Para los niños (y los grandes, también) es un signo preclaro de actitud orante.
- Parados con los brazos abiertos: el alma se abre totalmente delante de Dios en señal de alegría, alabanza, júbil o y acción de gracias. Es un gesto a través del cual expresamos alabanza a Dios. Los niños, naturalmente se expresan así; mucho más cuando el gesto va dirigido a Dios Padre que nos quiere.
- Las manos: en modo particular, el rostro y las manos son instrumentos y espejo del alma. Después del rostro, las manos son la parte más expresiva del cuerpo. Con ellas podemos tomar distintas posturas que revelan significados diferentes:
Manos juntas: expresan la unión total de la persona, en dirección a lo alto, a Dios.
Manos entrecruzadas: ante una situación tensionante o una aflicción profunda, las manos entrecruzadas expresan la necesidad de unidad y fortaleza interior para pedir auxilio a Dios.
Manos abiertas y extendidas hacia arriba: expresan la actitud de recibir algo, de recibirlo a Dios; en algunos casos pueden significar implorar ayuda de lo alto.
Tomarse las manos: es señal de unidad y de corriente interna y afectuosa que circula entre quienes realizan el gesto.
Imposición de las manos: las manos extendidas hacia abajo sobre la cabeza de los otros significan la transmisión del poder y de la fuerza del Espíritu, derramado en nosotros en el Bautismo. Es muy plenificante “imponer” las manos sobre los niños para implorar por ellos. Este gesto, se dimensiona más cuando es un sacerdote quien impone las manos sobre todo el núcleo familiar.
Aplaudir para Dios: expresa aprobación y alegría por todo lo recibido. A los pequeños, les encanta aplaudir y dar gritos de alegría y alabanza y gratitud, cuánto más, si están dedicados a Dios
Manos entrecruzadas: ante una situación tensionante o una aflicción profunda, las manos entrecruzadas expresan la necesidad de unidad y fortaleza interior para pedir auxilio a Dios.
Manos abiertas y extendidas hacia arriba: expresan la actitud de recibir algo, de recibirlo a Dios; en algunos casos pueden significar implorar ayuda de lo alto.
Tomarse las manos: es señal de unidad y de corriente interna y afectuosa que circula entre quienes realizan el gesto.
Imposición de las manos: las manos extendidas hacia abajo sobre la cabeza de los otros significan la transmisión del poder y de la fuerza del Espíritu, derramado en nosotros en el Bautismo. Es muy plenificante “imponer” las manos sobre los niños para implorar por ellos. Este gesto, se dimensiona más cuando es un sacerdote quien impone las manos sobre todo el núcleo familiar.
Aplaudir para Dios: expresa aprobación y alegría por todo lo recibido. A los pequeños, les encanta aplaudir y dar gritos de alegría y alabanza y gratitud, cuánto más, si están dedicados a Dios
- Llevar flores o regalos: expresan cariño, recuerdo y pensar en el otro. Especialmente cuando se trata de la Virgen María.
- Las velas: La vela encendida representa la presencia de Cristo Resucitado, sobre todo en el Cirio Pascual. La luz, que da forma, color y sentido a las cosas es signo de vida, signo de Dios.
- Besar la imagen o tirar besos: son formas de expresar cariño y reverencia. A los niños les agrada en sobremanera este gesto. Siempre es bueno que sea acompañado de un momento de oración interior. Es importante aclarar a los niños el valor relativo que tienen las imágenes.
- Tomar gracia: es decir, acercarse a una imagen, tocarla y hacer la señal de la cruz. Significa implorar la intercesión de ese santo para que Dios derrame su Gracia sobre quien lo implora.
- El agua bendita: plena de misterio es el agua. Clara, simple, purificadora, confortante y poderosa a la vez. Al hacer la señal de la cruz, mojando los dedos en agua bendita, con la debida disposición interior, una corriente de Gracia desciende sobre quien la realiza. A los niños les encanta este gesto. En nuestros hogares, habría que disponer de un recipiente con agua bendita para que los niños se acostumbren a hacer la señal de la cruz con ella; al principio, bajo la mirada de un adulto, luego cuando crecen, podrán utilizarla libremente cuando sientan la necesidad.
- Bendición: De la mano de Dios fluye la fuerza santa y buena que hace crecer; solo Él puede bendecir. Sus ministros, entre ellos los papás, por la Gracia recibida en el bautismo, podemos implorar y transmitir su bendición, especialmente a nuestros hijos. Un gesto, cargado de afectividad y profundidad cristiana es bendecir a nuestros hijos. Puede ser la pareja de papás o cada papá por separado. La bendición se hace realizando con el dedo pulgar una señal de la cruz, sobre la frente o sobre el pecho o sobre las manos (depende del sentido) y expresando en voz alta alguna oración pertinente.
- Haciendo una señal de la cruz, con el dedo pulgar, sobre la frente, mirándolo a los ojos y pronunciando primero su nombre:
¡Que el buen Dios te bendiga, te cuide y te proteja en este día! ¡Amén!
¡Que nuestro Padre del Cielo, te bendiga y te acompañe durante este día en la escuela, para que puedas aprender cosas hermosas y hacer buenos amigos! ¡Que así sea!
¡Que el Señor te bendiga y guíe en el camino, para que siempre vivas en su amor! ¡Aleluya! ¡Amén!
- Haciendo una señal de la cruz, con el dedo pulgar, sobre la boca, mirándolo a los ojos y pronunciando primero su nombre:
¡Que el buen Jesús bendiga tus labios, para alabarlo siempre y cantar sus maravillas! ¡Amén! ¡Aleluya!
¡Que nuestro Padre Dios, te cuide, te haga crecer sano y agradecido por los alimentos que comemos todos los días en nuestra mesa! ¡Amén!
- Haciendo una señal de la cruz, con el dedo pulgar, sobre las manos, mirándolo a los ojos y pronunciando primero su nombre:
¡Que el Dios de la vida bendiga tus manos, para que puedas alabarlo en este hermoso día y hacer muchas cosas lindas con las manos! ¡Que así sea! ¡Amén! ¡Aleluya!
¡Que Jesús, el Buen Pastor, guíe tus manos para que puedas jugar con tus amigos y abrazarlos con cariño, como Él lo hacía con sus ovejas! ¡Aleluya! ¡Que así sea!
Y así, se pueden ir realizando distintas bendiciones, sobre diferentes partes del cuerpo o de acuerdo a situaciones particulares que la vida de los niños nos va presentando.
Es muy importante buscar y explicar el significado de los gestos que realizamos. Continuamente hay que detenerse en los gestos sagrados que utilizamos; tomarnos el tiempo que sea necesario para que se internalicen y, si es necesario, recrearlos permanentemente.
Debemos exigirnos y exigirles a los chicos gran autenticidad y sinceridad, de modo que, no realicemos gestos que no respondan a actitudes interiores.
Muchas veces podrán crearse gestos junto con los chicos; lo importante es que ayuden a expresar mejor nuestro amor a Dios, Nuestro Señor.
(De la Serie «Iniciación en la oración», columna 9.ª)
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