El fabuloso arsenal que tenemos a nuestra disposición para usar en la guerra espiritual.
El demonio no nos puede hacer nada si usamos estas armas. Con ellas estaremos a salvo de los “misiles” más poderosos que los seres malignos pueden usar contra nosotros.
La palabra de Dios nos enseña que nuestra vida en la tierra es la guerra y el Señor nos recuerda que si hemos decidido seguirlo debemos estar preparados para el combate. Y en ese caso, es el mismo Cielo que nos provee de un arsenal balístico inexpugnable para el maligno.
Pero es necesaria tu decisión de luchar por tu vida. Cuando te rindes a la tentación pasarás inmediatamente al campo enemigo, y debes ser consciente que él nunca cumple, porque su meta es la destrucción de los seres humanos, y tú eres la presa más cercana que tiene.
Debemos ser conscientes que el diablo existe, que su gran arma es la tentación, asumir nuestra responsabilidad de defendernos y usar el fabuloso arsenal que tenemos a disposición para combatirlo.LA GRAN ARMA DEL DIABLO ES LA TENTACIÓN
El
diablo, salvo casos raros de posesión y ataques físicos, no nos hace
más que presentar el cebo. Nos engaña con el goce temporal y un falso
sentido de la libertad de la responsabilidad, que nos lleva a no
considerar las consecuencias futuras de ese goce sin restricciones.
TENEMOS QUE ASUMIR NUESTRA RESPONSABILIDAD DE DEFENSA
Nada ha cambiado. El diablo todavía presenta el cebo, pero en
lugar de asumir la responsabilidad de las acciones, muchos culpan al
diablo por sus malas decisiones, en lugar de reconocer que ellos cayeron
autónomamente en las tentaciones por no saber usar las verdaderas armas
contra él.
En realidad el diablo te puso la tentación y tú la asumiste con tu libre albedrío.
Según 1 Juan 2:16, el diablo tienta a través de la concupiscencia de la carne (pasiones desenfrenadas), la concupiscencia de los ojos (codicia) y la vanagloria de la vida (haciendo alarde de lo que tenemos y / o hacemos).
De modo que un paso hacia la victoria es tomar la responsabilidad de nuestras acciones, someternos a Dios y resistir al diablo: “Someteos, pues a Dios resistid al diablo, y huirá de vosotros” (Santiago 4: 7).
Ahora te presentamos las 10 armas más eficaces para defenderte del diablo.