By Samantha Singson Amanda Pawloski
NUEVA YORK, 31 de diciembre (C-FAM) Nada enciende más el debate en las Naciones Unidas que la discusión en torno a la educación sexual para niños.
El pasado otoño boreal, las delegaciones conservadoras de la ONU objetaron un informe que demanda un nuevo derecho de la infancia a la «educación sexual integral».
El año pasado, en otra reunión, cuando la Santa Sede promovió programas basados en la abstinencia, un número de delegaciones liberales recibió la propuesta entre burlas y risas.
Mientras que algunos en la ONU ríen con sorna, un innovador programa de educación basado en la abstinencia está viendo resultados. La dra. Hanna Klaus, médica misionera religiosa y ginecóloga y obstetra veterana, desarrolló el programa Teen STAR que instruye a los adolescentes sobre su fertilidad con técnicas de planificación familiar natural.
El nombre del programa, Teen STAR (siglas que, en inglés, significan Educación Sexual en el contexto de la Responsabilidad Adulta), expresa su misión. Según Klaus, este brinda a la gente joven «formas concretas de responder a los respectivos cambios y presiones emocionales», a la vez que los capacita mediante un mejor entendimiento de sus propios patrones de fertilidad.
Klaus condena los programas de educación sexual que no hacen más que predicar una visión negativa de la sexualidad. «Ni la provisión de anticonceptivos ni la exhortación a preservar la castidad atienden la necesidad de los adolescentes de integrar su capacidad biológica de procreación actual en sus autoconceptos operativos», considera.
El programa de Klaus está diseñado para algo más que enseñar a los adolescentes a evitar el embarazo y las enfermedades de transmisión sexual. Teen STAR asegura que, durante el año que dura el programa, más del 90% de las personas vírgenes mantienen la abstinencia, mientras que el 40-45% de las mujeres y el 30-45% de los hombres sexualmente activos discontinúan la actividad sexual. Además, este programa ostenta una rigurosa metodología científica.
En lugar de ofrecer un plan de estudios sintetizado, Teen STAR se dirige específicamente a hombres y mujeres. Enseña a los muchachos a respetar su fertilidad siempre presente, mientras que instruye a las muchachas sobre sus patrones de fertilidad cíclica, que afectan el conjunto de su bienestar emocional, psíquico y hasta espiritual. El resultado es un programa que integra diversas disciplinas para ayudar a que los adolescentes se conozcan a sí mismos y resistan a la presión social más allá del sexo.
Es posible que la planificación familiar natural, que se basa, ante todo, en la educación biológica y de la fertilidad, esté ganando al menos una pequeña dosis de popularidad en otros organismos internacionales de asistencia, quizás debido a la relación costo-beneficio. La semana pasada, USAID introdujo el «control de la natalidad que puedes bajar en tu teléfono», refiriéndose a iCycleBeads, una aplicación para smartphone que permite a las mujeres rastrear su ciclo menstrual. Los expertos en planificación familiar natural indican, sin embargo, que el método de conteo, también conocido como el método del ritmo, es mucho menos efectivo que otros más sofisticados, como el del control de la temperatura de la mujer y de la viscosidad mucosa.
La UNESCO hizo estallar una tormenta de críticas pocos meses atrás al publicar una serie de lineamientos de educación sexual que encontraron una resistencia tan feroz que la organización se vio obligada a retirar el documento de su sitio web y someterlo a revisión. El informe insistía en que la educación sexual debe incluir información acerca de la «diversidad sexual». Además, recomendaba enseñar a los niños de cinco años acerca de la masturbación e instruir a los jóvenes de catorce años para defender los «derechos» de aborto.
Traducido por Luciana María Palazzo de Castellano
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