Reflexiones
de los obispos al acercarnos a la Navidad
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Creemos
en Jesucristo, Señor de la historia
Tengan
un mismo amor, un mismo corazón, un mismo pensamiento…
Que
cada uno busque no solamente su propio interés, sino también el de los demás.1
El Año de la fe
que hemos iniciado nos convoca a renovar nuestra fe en el Dios vivo y verdadero
con una conciencia agradecida por el don recibido. Desde los orígenes de
nuestra nacionalidad la fe cristiana fue transmitida en el ejercicio de la
misión de la Iglesia, en el seno de las familias y por medio de sus
proyecciones en la cultura de nuestro pueblo. Por eso, damos gracias por la fe
de tantos argentinos que, a lo largo de nuestra historia, han sido testigos del
Evangelio y ciudadanos ejemplares.
El centro de la
fe cristiana es Jesucristo el Hijo de Dios hecho hombre, nuestro hermano y
nuestro Redentor que nos ha revelado el amor del Padre y nos ha comunicado el
Espíritu Santo, fuente de renovación y de unidad.
Al profesar con
alegría y entusiasmo la fe expresamos nuestro deseo de difundirla y compartirla,
de encarnarla en nuestra vida y en todas sus manifestaciones. Benedicto XVI al invitarnos
a celebrar este tiempo de conversión, de reflexión sincera y de nueva adhesión
al Señor nos ha recordado que la fe no puede quedar recluida en lo íntimo del
corazón, sino que tiene una dimensión pública: requiere ser manifestada con
coherencia en nuestras opciones temporales 2.