lunes, 18 de febrero de 2013

Las raíces de la crisis de fe


                Las  crisis no brotan de la noche a la mañana. Hay un tiempo, a veces muy largo, de incubación. Como las plantas que empiezan por una pequeña semilla escondida en la tierra hasta que germina, y puede llegar a ser un árbol gigante.

                Igual ocurre con la crisis de fe que estamos sufriendo a distinto niveles. Arranca de lejos, y casi siempre empezó por una palabra, una idea, un concepto, una visión aventurada, una actitud… Benedicto XVI viene advirtiendo durante años sobre el peligro de ciertas posturas filosóficas y teológicas que tratan de minar la estructura de fe que arranca desde Jesucristo. Lo ha denunciado en multitud de publicaciones a lo largo de su trayectoria como teólogo y pensador de primera fila.


                En el año 1985 se publico una larga entrevista que mantuvo con  Vittorio Messori, bajo el título “Informe sobre la fe”. Con motivo de la celebración de este año especial sobre la Fe, he retomado de mi biblioteca este libro de bolsillo que un día publicara la BAC, y me he metido de nuevo entre sus líneas para descubrir lo que proféticamente decía el teólogo que llegaría a Papa.

                El capítulo III lleva por título una afirmación categórica: LA RAIZ DE LA CRISIS: LA IDEA DE IGLESIA.  Y en respuesta a la pregunta que le plantea el periodista y escritor, el entonces Cardenal responde: Aquí está el origen de buena parte de los equívocos o de los auténticos errores que amenazan tanto a la teología como a la opinión común católica… Mi impresión es que se está perdiendo imperceptiblemente el sentido auténticamente católico de  la realidad “Iglesia”, sin rechazarlo de una manera expresa. Muchos no creen ya que se trate de una realidad querida por el mismo Señor. Para algunos teólogos, la Iglesia no es más que mera construcción humana, un instrumento creado por nosotros y que, en consecuencia, nosotros mismos podemos reorganizar libremente a tenor de las exigencias del momento. Y así, se ha insinuado en la teología una concepción de Iglesia que no precede sólo del protestantismo en  sentido “clásico”.  Algunas eclesiologías posconcialiares  parecen inspirarse directamente en el modelo de ciertas “iglesias libres” de Norteamérica, donde se refugiaban los creyentes para huir del modelo opresivo de “Iglesia de Estado” inventado en Europa por la Reforma. Aquellos prófugos, no creyendo ya en la Iglesia como querida por Cristo y queriendo mantenerse alejados de la Iglesia de  Estado, crearon su propia Iglesia, una organización estructurada según sus necesidades.

                El entrevistador le pregunta cómo es la Iglesia para los católicos, a lo que responde Ratzinger:  Para los católicos, la Iglesia está compuesta por hombres que conforman la dimensión exterior de aquella; pero, detrás de esta dimensión, las estructuras fundamentales son querida por Dios mismo y, por lo tanto, son intangibles.  Detrás de la fachada humana  está el misterio de la realidad suprahumana sobre la que no puede en absoluto intervenir ni el reformador, ni el sociólogo, ni el organizador.  Si, por el contrario, la Iglesia se mira únicamente como mera construcción humana, como obra nuestra también los contenidos de la fe terminan por hacerse arbitrarios: la fe no tiene ya un instrumento auténtico, plenamente organizado, por medio del cual expresarse. De este modo, sin una visión sobrenatural, y no sólo sociológica, del misterio de la Iglesia, la misma cristología pierde su referencia a lo Divino: una estructura puramente humana acaba siempre en proyecto humano. El Evangelio viene a ser entonces el “proyecto_Jesús”, el proyecto liberación-social, u otros proyectos meramente históricos, inmanentes, que pueden incluso parecer religiosos, pero que son ateos en realidad.

                A la pregunta que le formula Messori sobre el abuso del concepto de Iglesia como Pueblo de Dios, el Cardenal Ratzinger reconoce que la expresión, que se usa en el Concilio Vaticano II, hace más referencia al Pueblo de Dios del A.T., y que el uso de ella para la Iglesia se debe compensar, como lo hace el Concilio, con la concepción neotestamentaria de la Iglesia como “cuerpo de Cristo”. Por el bautismo comenzamos a ser Iglesia al injertarnos en el cuerpo de Cristo.  Hay que mirar al Antiguo Testamento como camino hacia el nuevo, pero evitando posibles peligros de ver la Iglesia desde perspectivas  políticas, partidistas y colectivistas. La Iglesia ha de contemplarse no desde la sociología, sino desde la cristología. La Iglesia no se agota en lo colectivo, al ser “cuerpo de Cristo”, es mucho más que la simple suma de sus miembros. “Es necesario recrear un clima auténticamente católico, encontrar de nuevo el sentido de la Iglesia como Iglesia del Señor, como espacio de la presencia real de Dios en el mundo, la Iglesia es el reino de Cristo presente actualmente en misterio”… La Iglesia es la comunión de los santos, entendiendo por santos a todos los bautizados. Y esto significa, dice el teólogo Ratzinger:  tener en común las “cosas santas”, es decir, la gracia de los sacramentos que brotan de Cristo muerto y resucitado.


                 La Iglesia, más que nuestra, es de Cristo. “Todo lo que es sólo nuestra Iglesia no es Iglesia en sentido profundo; pertenece a un aspecto humano y es, por lo tanto, accesorio, efímero”.

                Importante reflexión que a la hora de valorar nuestra fe, nos hace pensar en cómo siento la Iglesia, que es de Jesucristo, y a la cual me incorporo por vocación en el momento del bautismo, y en la cual debo vivir como familia de Dios.

Fuente: Juan Garcia Inza

1 comentario:

  1. LA JUDAIZACIÓN DEL CRISTIANISMO, PROMOVIDA POR EL PAPA FRANCISCO, ES CAUSA DE LA MUERTE DE DIOS Y EL NIHILISMO: Los escritores humanistas, filósofos y existencialistas (Buber, Frank, Hung Nietzsche, etc) que han hablado de la MUERTE DE DIOS, se han referido al nihilismo generalizado, y al abandono de las iglesia y la religión; a causa de que muchos cristianos han despertado del hechizo teísta y encontrado que los textos bíblicos son fantasías de Dios o falsas explicaciones de fenómenos naturales que los redactores bíblicos no pudieron explicar y los tomaron como el encuentro cercano con Dios, Vg: como el de la zarza ardiente o fuego fatuo, el pie del rayo que atravesó el altar de Moisés, Los rayos y truenos de una tormenta, explicados como la voz y presencia de Dios en el escenario fantástico del pacto del Sinaí. Mitos aunados las fantasías de los portentos realizados por Moisés durante el Éxodo desmentidos en el cantico de la Hagada de Pesaj, evidencian que los hechos de Moisés y Moisés son un mito”. “Los sueños de Dios del patriarca Abraham, originados por el intenso deseo del patriarca de tener riqueza y una descendencia numerosa ante la infertilidad de Sara.¨ Supercherías que dieron lugar a prácticas o tradiciones religiosas que ya caducaron pero continúan vigentes y, a los mitos de: “Israel es el pueblo escogido, cambiando la reflexión existencial de la vida eterna por la existencia de Israel entre las naciones”, “Dios dictó por boca de Moisés las Leyes de la Guerra contra los pueblos cananeos y los pueblos gentiles, que actualmente sigue Israel para exterminar el pueblo palestino y robar su territorio. También han descubierto las mentiras y manipulación de San Pablo en sus Epístolas: somos el Nuevo Israel, hijos adoptivos de Abrahán, etc”. Y la perversa omisión de la vida , ejemplo y enseñanzas Cristo en las Epístolas, mutilando la naturaleza humana de Cristo para centrarse en la naturaleza divina de Cristo resucitado, a fin de convertir el movimiento cristiano inicialmente laico en religión; abrogando la universalidad del mensaje de Cristo, Y han descubierto las resientes mentiras inventadas por la Iglesia post conciliar para judaizar aún más el cristianismo “el pueblo judío es nuestro hermano mayor en la fe”; convirtiendo la Iglesia en una escuela bíblica promotora de la moral noajida que Dios dicto a Noe para gobernar a las bestias humanas “goyin”; pero la causa principal de nihilismo generalizado, es que sin ser judíos la doctrina que promueven las iglesias, no es la doctrina universal de Cristo sino la doctrina sectaria judeo cristiana. Pero estamos a tiempo de rectificar el error fundamental de las Iglesias, abrogando de nuestra fe, el Antiguo Testamento, letrina sagrada que ha contaminado el cristianismo y ha convertido la religión judeo cristiana en religión basura, potentísima incubadora de generaciones de estultos en gran escala.

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